Marruecos, inmigración y globalismo: la guerra silenciosa que nos afecta

Ahora quiero hablarles de un tema que condicionará nuestro futuro como país: la inmigración masiva y el papel de Marruecos en esta estrategia globalista.

Miren lo que pasa en el Reino Unido: ya hay 13 alcaldes musulmanes y 11 municipios donde la sharía está por encima de la ley británica. Eso no lo digo yo, son datos oficiales. Y en barrios enteros, la población autóctona se ha convertido en minoría. ¿Alguien cree que España es inmune a este proceso?

Guillermo Rocafor lo explica con claridad: esto es una guerra híbrida. Marruecos no lanza tanques, lanza inmigrantes. Utiliza la presión migratoria como arma política y económica frente a España y Europa. Lo vimos con la entrada masiva en Ceuta, lo vemos cada verano en Canarias y lo volveremos a ver cuando convenga a Rabat.

Gabriel Araujo añade que el objetivo globalista es evidente: desarticular a las naciones mediante la fragmentación cultural y demográfica, debilitarlas hasta volverlas ingobernables. Y mientras tanto, las élites se aseguran control sobre los recursos estratégicos y los flujos financieros.

El propio Mohamed VI se presenta como garante de la estabilidad, pero todos sabemos que juega una doble carta: socio de Occidente en lo diplomático y chantajista permanente en lo migratorio. No lo olvidemos: controla el grifo de la inmigración y lo abre o cierra según sus intereses.

¿Y qué hace nuestra clase política? Yolanda Díaz se pasea por Marruecos aplaudiendo su modelo. Zapatero defiende al régimen alauí como si fuera un socio modélico. Y Felipe González llega a decir que la solución a nuestros problemas pasa por acercarnos más a Marruecos.

Seamos serios: Marruecos no es un socio fiable, es un competidor geopolítico que aprovecha cada debilidad española. Y la inmigración masiva, lejos de ser un fenómeno espontáneo, es un arma planificada en esta guerra silenciosa.

Lo repito con todas las letras: si España no controla sus fronteras, otros las controlarán por nosotros. Y entonces será demasiado tarde.