El CNI colonizado y un Rey en silencio: España sin contrapesos

Hay una sensación que cada día compartimos más ciudadanos: el Rey Felipe VI es intocable para los grandes medios de comunicación, y eso no puede ser. Lo dijo con claridad el abogado Luis María Pardo en mi programa: “Eres el único, Albert, que habla con libertad sobre el papel del jefe del Estado. En otros sitios se cohibe el debate”.

Lo que vimos el viernes fue un acto vergonzoso: un fiscal general del Gobierno, imputado, dando un discurso ante la pasividad del Rey y la presidenta del Tribunal Supremo. La Constitución dice que el monarca debe arbitrar y moderar las instituciones. ¿Dónde estuvo esa moderación? No vimos nada de eso.

Francisco Bendala, teniente coronel y ex agente de inteligencia, fue todavía más directo: “El CNI está colonizado por el PSOE. La clave se llama Esperanza Casteleiro, actual directora, colocada por Margarita Robles. Hoy ya no existe posibilidad de protesta dentro del servicio: todo está controlado”.

Lo que me dicen agentes en activo es demoledor: espías marroquíes paseando por los pasillos del CNI, información ocultada cuando afecta al partido en el poder, un uso partidista de los servicios de inteligencia como nunca antes. Y todo bajo la mirada complaciente de un Rey que, según la Constitución, tiene el deber de impedir esta perversión institucional.

Pero la realidad es que Felipe VI guarda silencio. Y los medios callan. Ni una crítica, ni una voz discordante. Como si la monarquía fuera un templo intocable en el que no se pudiera levantar la voz.

Yo me niego a aceptar esa normalidad impuesta. Si el Rey no cumple con su función de moderar, si tolera que un fiscal imputado sea quien da lecciones desde un atril, entonces no está defendiendo la Constitución ni a los ciudadanos. Está permitiendo que el régimen del 78 se derrumbe por dentro.

Y como señaló Pardo, en España los funcionarios imputados son suspendidos de empleo y sueldo al instante. ¿Por qué no el fiscal general? ¿Por qué el Rey guarda silencio? La respuesta está en esa colonización política de todas las instituciones, incluido el CNI.

Aquí lo contamos porque no nos debemos a silencios cómplices. Y porque creo que es mi deber decir lo que otros no se atreven: la figura del Rey Felipe no puede seguir siendo intocable.