Las gafas de Sánchez: ¿política asistida por Bluetooth?

Pedro Sánchez. | Europa Press
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Yo no soy un hombre de conspiraciones.
Soy un hombre de hechos.

Y lo que vi en la comparecencia del Senado mientras se investigaba el caso Koldo fue un hecho incuestionable: Pedro Sánchez utilizaba sus gafas como si fueran un dispositivo de asistencia. Se las ponía, se las quitaba, volvía a ponérselas, pero no según necesitara leer, sino según necesitaba responder.

Cuando un presidente lee un documento sin gafas, pero se pone gafas justo cuando llega una pregunta incómoda, algo no encaja.

Durante la sesión, mientras hablaba de temas irrelevantes, llevaba las gafas puestas.
Cuando empezaban las preguntas delicadas, se las volvía a poner.
Y cuando llegaba la declaración final —larga, escrita, lineal— la leyó sin gafas.

Lo vuelvo a repetir para los incrédulos:

Para leer un alegato entero no necesitó gafas. Para escuchar preguntas sí.

En mi programa, lectores, analistas y expertos en seguridad me enviaron el mismo mensaje:
esas gafas podrían incluir Bluetooth con audio, conectado a un pinganillo invisible situado en la varilla interior.

Gafas inteligentes.
Gafas asistidas.
Gafas con teleprompter oculto.

Hoy existen en el mercado.

No hay tecnología más cómoda para recibir instrucciones sin que se note.
Basta con un gesto: ponérselas.

Alguien, desde un despacho cercano —o desde un coche oficial— puede estar diciendo:

“Di que no te consta.”

“Evita nombrar a Ábalos.”

“Cambia la expresión.”

Y Sánchez ponía las gafas.

Las gafas no aparecieron cuando él leía.
Aparecían cuando necesitaba ser dirigido.

No lo digo yo. Lo dice la evidencia.

La escena que nadie comenta

Rebobinen mentalmente la comparecencia.

Sánchez responde preguntas.
Finge seguridad.
Gesticula con las gafas.

Pero no hace lo que hace cualquier persona que necesita gafas para leer.
No se las pone para enfocar un texto.
Se las pone cuando el cerebro necesita información externa.

Si las gafas fuesen solo gafas, el patrón sería al revés.
En su lugar vimos esto:

  1. Pregunta incómoda → gafas puestas.
  2. Respuesta improvisada → gafas puestas.
  3. Lectura de declaración larga → gafas fuera.

Si alguien necesita gafas para leer, se las pone al leer.

Sánchez hace lo contrario.

¿Pero existen gafas con Bluetooth?

Respuesta: .

Y no es un secreto.

Existen gafas que llevan en la varilla un micro–auricular invisible.
Conectado por Bluetooth.
Con capacidad de transmitir audio desde un dispositivo externo.

Uso habitual:

– exámenes
– discursos
– seguridad
– interrogatorios

Y —como varios de mis oyentes saben perfectamente— política.

En la transcripción del programa yo mismo lo dije:

“Hay gafas que llevan un sistema de Bluetooth con un pinganillo que no se ve y, a través de la varilla, escucha.”

No afirmo que Sánchez las esté usando.

Lo que afirmo es que se comportó como quien las lleva.

La política convertida en puesta en escena

España está normalizando el fraude escénico.

Un día antes vimos un funeral que no era funeral.
Nos vendieron solemnidad; era marketing.

Al día siguiente, una sesión parlamentaria que no era sesión, sino función teatral.

Y ahora vemos unas gafas que no son gafas.

Lo dije en directo:

“Esto parece una película de Tom Cruise.”

Pero lo grave no es que lo haga.

Lo grave es que funcione.


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