El poder oculto de Begoña Gómez y la hipocresía de Pablo Iglesias

Confidenciales, a veces una frase resume lo que está pasando en España mejor que mil titulares. Hoy quiero rescatar dos reflexiones de dos expertos a los que respeto y que nos ayudan a entender el momento político que vivimos: Julio Bronchal, perito psicólogo, y Paco Álvarez, historiador y ex escolta.

Bronchal fue contundente: “Begoña Gómez tiene mucho poder sobre Pedro Sánchez, ante ella él se arruga”. ¿Qué significa esto? Que la mujer del presidente no es una simple acompañante, sino una figura con capacidad real de condicionar decisiones en Moncloa. Lo que se proyecta en público como un Sánchez seguro y dominante, en la intimidad se convierte en lo contrario: un hombre sometido al carácter de su esposa.

El análisis psicológico es demoledor. Begoña, recordaba Bronchal, procede de un mundo “muy sórdido” y busca lavar su imagen jugando a ser catedrática universitaria, aunque ni siquiera tenía la titulación mínima para apuntarse al máster que dirigía. Esa necesidad de reconocimiento explica cómo se construyó una fachada académica ficticia, igual que ocurrió en regímenes como el de Rumanía, donde Elena Ceaușescu, esposa del dictador, fue presentada falsamente como eminencia científica mundial. Salvando las distancias, el paralelismo es evidente: propaganda, enchufismo y poder ejercido desde la sombra.

Bronchal añadió algo que me parece esencial: el poder psicológico que ejerce Begoña sobre Sánchez es tan grande que él, delante de ella, se arruga. Y eso encaja con lo que hemos visto tantas veces: empresas, instituciones y medios plegándose ante un simple correo enviado “desde Presidencia”, como si detrás no hubiera una persona, sino todo el aparato del Estado.

Por su parte, Paco Álvarez puso el foco en otro ejemplo de manual: la hipocresía de Pablo Iglesias. Recordemos que él criticaba a las familias que llevaban a sus hijos a colegios privados, hablando incluso de “niños rubitos” y “ricos” que se libraban de mezclarse con los hijos de inmigrantes o de clase obrera. ¿Y qué ha hecho después? Matricular a sus tres hijos en un colegio privado a 500 euros al mes.

Paco lo resumió así: “Pablo Iglesias hace como todos los comunistas, solo se preocupa de sí mismo”. Lo mismo pasó con su famoso ataque a quienes vivían en “casoplones de 600.000 €”… hasta que él mismo compró exactamente eso, y hoy esa vivienda vale mucho más. No es un error puntual, es un patrón: predicar austeridad para el pueblo y disfrutar de privilegios para ellos.

Ambos análisis se complementan. Por un lado, una primera dama que busca estatus y poder personal con dinero público y que condiciona al presidente. Por otro, un exvicepresidente que predica una cosa y practica la contraria, como tantos dirigentes comunistas en la historia.

El resultado es el mismo: un país gobernado por la mentira, el enchufe y el privilegio personal, mientras la mayoría de los españoles luchan cada día por llegar a fin de mes.