España arde y el pueblo clama

España arde por los cuatro costados y, una vez más, los ciudadanos se sienten abandonados. Los incendios han obligado a desalojar a miles de personas, han destruido ganaderías enteras y han causado muertes. Y la respuesta del Gobierno de Sánchez ha sido la misma de siempre: lavarse las manos. Declarar una fase de “preemergencia” que en realidad significa dejar a las comunidades autónomas solas, como ya ocurrió en la riada de Valencia.

Mientras tanto, testimonios de ciudadanos nos advierten de lo que está pasando. Ana, Beatriz, Ignacio, José María o Estrada lo dicen claro: muchos de estos fuegos se encienden en lugares donde después se instalan placas fotovoltaicas o parques eólicos. ¿Casualidad? No lo parece. Un vecino recordaba cómo en Asturias, a la misma hora, ardieron 26 focos diferentes en una noche. Otro lo resumía en una frase: “Busquen al del mechero y a quién le paga”.

No podemos engañarnos: hay manos negras detrás de esta tragedia. Y mientras tanto, el Gobierno calla y Sánchez sigue descansando en su residencia canaria.

Ante esta realidad, voces ciudadanas reclaman acción. Desde Valencia, se organizan recogidas de alimentos y ropa para los afectados. Y otros van más allá: llaman directamente a salir a la calle. “España, salgamos a la calle. Nos están quemando vivos”, decía María con rabia y razón.

Lo fácil es resignarse, lo difícil es reaccionar. Pero la historia nos demuestra que cuando la sociedad civil se levanta, los gobiernos tiemblan. Lo digo claro: este país no aguanta más ineptitud, más muertes y más abandono. El pueblo está solo. O reacciona, o seguirá ardiendo.