La derrota parcial de Milei y el fuego amigo que amenaza a los gobiernos libres

Amigos confidenciales, los medios generalistas han vendido como una catástrofe lo que en realidad es un revés parcial de Javier Milei en Buenos Aires. Ha perdido 13 puntos en unas elecciones parciales, sí, pero extrapolando el resultado nacional seguiría ganando.

El problema no es solo el peronismo, que ha utilizado toda su maquinaria clientelar, violencia y calumnias. Lo más doloroso es el fuego amigo: personas del propio entorno de Milei que le sabotean, que le ponen piedras en el camino en vez de apoyarle.

Hablé con mi amigo Daniel Lacalle, doctor en economía y uno de los mejores conocedores de la situación. Él lo resume bien: Argentina estaba en la ruina, con inflación disparada, pobreza generalizada y once tipos de cambio usados para saquear al ciudadano. En pocos meses, Milei ha empezado a reducir inflación, bajar impuestos y poner a crecer la economía, pero algunos no lo perdonan.

Este fenómeno no es exclusivo de Argentina. Bukele, Trump, Meloni, Ayuso… todos han sufrido ataques internos además de la presión globalista. El verdadero enfrentamiento no es entre izquierda y derecha: es entre estatismo y libertad.

El estatismo consiste en glorificar al Estado, aumentar su control y dejar al ciudadano con el agua al cuello. Es lo que hace Sánchez en España, hablando de democracia y cambio climático mientras ejerce censura, veto, cancelación y usa el Falcon hasta para comprar el pan.

Lo que ocurre en Argentina es un espejo: una élite que se ha enriquecido con la ruina de los demás y que no quiere perder sus privilegios. Milei encarna la motosierra contra ese sistema, y por eso es atacado dentro y fuera.

El fuego amigo puede ser más peligroso que el enemigo declarado. Pero ya lo hemos visto: Trump, Bukele y otros han resistido y vencido. Mi confianza es que Milei también lo hará.

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