La desinformación no viene de Putin, viene de Moncloa

Leo el informe de Seguridad Nacional y no sé si reír o vomitar. Dicen que la campaña de desinformación durante la Dana fue amplificada por Rusia. Que Putin —sí, Putin— promovió mensajes para aumentar la desconfianza en las instituciones españolas. Y que por eso hubo indignación, protestas, vídeos virales, gritos de auxilio.

Claro. La culpa no fue del barro. Ni de los muertos. Ni de los ascensores inservibles siete meses después. Ni de las ayudas que no llegan. Ni del ejército que no apareció. No. La culpa, una vez más, es de Moscú.

¿Pero esto qué es?

Esto es un insulto a la inteligencia. Es una humillación a cada voluntario que se metió en el fango con las manos desnudas. Es una burla a cada madre que sube y baja seis pisos a pie porque su ascensor lleva medio año roto. Es una patada en la boca a cada empresario que sigue con su nave cerrada y su vida arruinada.

Y lo peor es que lo dicen desde Seguridad Nacional. Esa oficina que no está para protegernos, sino para encubrir. Depende de Presidencia. Su jefe lo nombra Sánchez. ¿Y qué hacen? Publicar informes de risa para blanquear la inoperancia del Gobierno. Para convertir un drama real en una operación extranjera.

No, señores. La desinformación no vino de Rusia. Vino de Moncloa. Vino de esos gabinetes donde se decide qué contar, qué ocultar, y a quién señalar como enemigo externo.

Mientras tú y yo estábamos recogiendo imágenes, testimonios, cadáveres, barro, ellos ya tenían listo el relato: todo fue exagerado. Todo fue manipulado. Nada fue tan grave. Y si lo fue, fue culpa de Putin.

La misma fórmula de siempre. Pero cada vez cuela menos.

Porque los que estuvieron allí lo saben. Porque los vecinos siguen sin casa. Porque los bomberos han dicho que, si la próxima Dana llega en septiembre, no tienen medios para evitar otra masacre. Porque la verdad ya no se tapa con un informe sellado.

Y porque mientras nos señalan con el dedo a Rusia, la única propaganda que funciona en este país sale del Consejo de Ministros.