La guerra de la información: Hamás dispara y los medios apuntan a Israel

Llevo muchos años en el periodismo y pocas veces he visto una manipulación informativa tan descarada como la que estamos viviendo con el conflicto de Oriente Medio.
Hamás masacra civiles, utiliza hospitales y escuelas como escudos humanos, y lanza cohetes desde zonas residenciales.
Pero los titulares no dicen eso.
Dicen: “Israel bombardea Gaza.”

Así funciona la guerra moderna: ya no se libra solo con misiles, sino con cámaras, titulares y redes sociales.
Y lo más grave es que la propaganda de Hamás ha calado en buena parte de la prensa europea.

En el programa analizamos cómo los grandes medios repiten sin verificar los comunicados de una organización terrorista.
El ejemplo más reciente: el supuesto bombardeo israelí de un hospital en Gaza.
Horas después se demostró que fue un misil de Hamás que falló el lanzamiento, pero para entonces ya se había incendiado medio planeta.

No hay rectificación que borre el daño.
El relato estaba servido: el agresor es Israel, la víctima es Hamás.
Y quien no lo repita, es “facha” o “islamófobo”.
Así de simple.
Así de perverso.

Mientras tanto, las mismas voces que defienden la libertad de expresión en Europa callan ante la barbarie de un grupo que ejecuta mujeres, decapita niños y usa rehenes como trofeos.
Hamás no quiere coexistencia, quiere exterminio.
Y los medios, conscientes o no, se han convertido en su altavoz.

Lo dijimos con claridad en el programa:

“Si los terroristas controlan el relato, ya han ganado la mitad de la guerra.”

Y eso es lo que está ocurriendo.
El periodismo occidental ha perdido la brújula moral.
Hoy no importa la verdad: importa quién te paga la publicidad institucional o qué partido te subvenciona.

Mientras tanto, miles de españoles repiten consignas sin entender que la desinformación es la nueva arma de destrucción masiva.
La guerra mediática se libra en nuestros móviles, en los informativos y en las aulas.
Y si no recuperamos el espíritu crítico, acabaremos defendiendo a los verdugos y condenando a las víctimas.

Hamás dispara, pero los medios apuntan.
Y el que aprieta el gatillo de la mentira, también tiene sangre en las manos.

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