Begoña Gómez: una presencia creciente sin cargo oficial

Lo dijo Iván Redondo y lo repitió Pedro J.: en la Moncloa hay una figura con peso institucional creciente que no ha sido elegida por nadie. Se trata de Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez, cuya actividad pública y empresarial ha cruzado fronteras y ha generado inquietud entre muchos españoles.

No tiene cargo oficial, pero su presencia es constante. Estuvo en Marruecos junto al presidente, participó en actos institucionales en Andorra, y ahora su nombre ha vuelto a sonar por nuevos negocios en República Dominicana.

Tal como desvelamos en el programa del 29 de mayo, existen documentos que relacionan a Begoña Gómez con proyectos de inversión o cooperación en ese país caribeño. Todo esto sin ningún cargo público que justifique su papel en ese tipo de relaciones.

Lo más inquietante no es solo su actividad internacional, sino el hecho de que nadie parece fiscalizarla. No responde ante el Congreso. No tiene responsabilidad administrativa. Y, sin embargo, está presente en decisiones de alto nivel.

Como apuntaba uno de nuestros colaboradores, esto rompe la lógica institucional: “no se puede tener poder sin control democrático”. ¿Qué papel juega exactamente Begoña Gómez? ¿Por qué se le permite representar al Gobierno o asistir a actos con mandatarios extranjeros sin ostentar cargo alguno?

No se trata de cuestionar su libertad de acción como ciudadana. Se trata de entender qué fronteras está cruzando su figura pública, y si hay instrumentalización del poder para beneficio propio o de terceros.

Los medios oficialistas callan. La oposición, también. Y mientras tanto, Begoña Gómez sigue acumulando kilómetros, invitaciones y relaciones internacionales. Todo sin pasar por las urnas.