La teoría de la conspiración según el Gobierno: todo es culpa de Putin, Franco o el heteropatriarcado

En el relato oficial del Gobierno de Pedro Sánchez, nada de lo que ocurre es responsabilidad suya. Los precios suben: culpa de Putin. La sanidad colapsa: culpa de Franco. La economía se resquebraja: culpa del heteropatriarcado. Bienvenidos a la nueva religión del progresismo oficial, donde la culpa siempre es de otro… y si puede estar muerto, mejor.
Lo dejamos claro: detrás del relato victimista del Gobierno hay una estrategia para no asumir nunca responsabilidades. Porque esto ya no es retórica de campaña: es un modelo de comunicación institucional. Una maquinaria construida para evitar responsabilidades y apuntar siempre a un enemigo exterior, imaginario o simbólico, pero nunca al propio ejecutivo.
¿Hay violencia? La culpa es del machismo estructural.
¿Hay paro? De la herencia del franquismo.
¿Hay miedo, inseguridad, crispación? De los bulos de la ultraderecha.
Y si no encuentran a quién culpar, Putin siempre está disponible como comodín.
Esta infantilización del discurso político no solo degrada el debate público, sino que impide soluciones reales. Porque si todo es culpa de otros, nadie en el poder tiene que asumir nada. El problema es estructural, endémico, colonial, o “un sentimiento heredado del sistema capitalista”, como diría cualquier tertuliano de cuota.
Y mientras tanto, el ciudadano se cansa. Porque vive en carne propia lo que niegan en los micrófonos: listas de espera eternas, sueldos que no alcanzan, impuestos asfixiantes y una libertad cada vez más condicionada.
Pero claro, no es culpa del Gobierno. Es de Putin, de Franco… o tuya, por no entender el momento histórico.
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