Lo que le pasa a Sánchez en el rostro lo provoca el ácido hialurónico

Nos hemos preguntado muchas veces qué le pasa a Pedro Sánchez, pero hoy no me refiero a lo político. Me refiero a lo que le pasa en la cara.

Llevamos semanas viendo cómo el lado izquierdo de su rostro muestra una especie de franja rara, una sombra, una hendidura extraña. Algunos decían que era maquillaje, otros hablaban de tensores mal puestos, incluso de una cicatriz. Así que decidí hacer lo que hacen los periodistas cuando no quieren especular: consultar a una experta.

Llamé a la doctora Carmen Torrejón, médica y especialista en estética. Le enviamos las fotografías ampliadas, con zoom, sin zoom, desde todos los ángulos posibles. Su veredicto fue claro y rotundo:

“Eso es ácido hialurónico mal integrado en el pómulo. No es maquillaje, no son tensores. Es relleno estético en una piel que ha adelgazado demasiado.”

Según la doctora, la piel de Sánchez está tan fina —posiblemente por pérdida rápida de peso, estrés o falta de sueño— que el ácido hialurónico no se integra bien, y por eso se ve esa franja como “mazacote”.

Y añade algo aún más revelador:

“Me consta que le atienden muy buenos profesionales, pero a este tipo de personajes es muy difícil decirles que no. Piden lo que quieren, cómo lo quieren, y el médico acaba cediendo”.

Sí, Sánchez va maquillado —eso no lo oculta nadie—, pero lo que vemos debajo no es maquillaje mal aplicado. Es un rostro intervenido que no ha respondido bien al tratamiento. Y no es la primera vez. Durante la pandemia ya se dijo que mientras todos estábamos encerrados, él seguía poniéndose bótox. No lo sé. Pero lo parece.

¿Y por qué se habla de esto? Porque una parte del presidente también es imagen. Y cuando la imagen esconde más de lo que muestra, conviene mirar con lupa.

En este caso, la estética se ha rebelado. El rostro del presidente le ha delatado más que cualquier rueda de prensa.