Los ciudadanos ya no tragan: los confidenciales hablan
A veces me preguntan por qué este espacio es diferente. No lo es por mí.
Es por vosotros.
Vosotros sois los que enviáis mensajes diciendo lo que nadie se atreve a decir en voz alta.
Vosotros sois los que aún conserváis algo que el poder detesta: criterio propio.
En los últimos días he recibido decenas de mensajes de los confidenciales —así llamamos a quienes apoyan este medio— y muchos tienen algo en común: la sensación de que España está siendo entregada a un proyecto ajeno al ciudadano.
Uno de vosotros me escribió:
“Si seguimos permitiendo esto sin hacer nada, démonos por jodidos.”
No es una frase gruesa. Es un diagnóstico.
Otro me dijo:
“Cuba y Venezuela están más cerca cada día.”
No es exageración. Es observación.
La receta es la misma: empobrecimiento, propaganda, dependencia del Estado.
Hay quien lo sintetiza aún mejor:
“Madrid no tiene gobierno, tiene una agencia de colocación del PSOE y sus socios.”
Los ciudadanos ven lo que muchos medios callan.
La élite vive de sobres, el ciudadano vive de sobresaltos
Mientras tú miras cómo pagar la cesta de la compra, ellos crean fundaciones para financiar primarias, campañas o favores políticos. Siempre hay un cargo disponible para quien haga el trabajo sucio.
Uno de vosotros escribió:
“El dinero de la prostitución financió una campaña que puso a esta gente en el poder.”
Y continúa:
“Sánchez nunca pierde: si tú haces el trabajo sucio, él te da un cargo que te pagamos nosotros.”
No es conspiración. Es mecánica.
Otro mensaje me dejó clavado en la silla
“Quiero ganar lo mismo que ellos y trabajar lo mismo que ellos.”
¿Qué contestas a eso?
¿Cómo refutas algo tan real?
Cuando un ciudadano normal empieza a envidiar el nivel de vida de quienes viven del Estado, significa que la democracia ya está descompensada.
Y uno más, que vale oro
“Queremos que Trump coja a Maduro, que Maduro coja a Zapatero y que aquí la UCO coja a Sánchez.”
No lo digo yo.
Lo dice la calle.
Algunos incluso apuntan a lo esencial: el sistema electoral
“La única forma es una moción de censura instrumental… sacando de la ecuación a Indra.”
Y otro:
“El fraude por correo es la vía. No hay trazabilidad.”
Los ciudadanos entienden el problema.
Los ciudadanos señalan dónde está.
Los ciudadanos ven lo que los partidos fingen no ver.
Mi conclusión
Mientras exista gente capaz de decir estas cosas sin miedo, no está todo perdido.
Los confidenciales no buscan un líder.
Buscan dignidad.
Buscan verdad.
Y sobre todo, buscan algo que la política ha dejado de ofrecer:
España.
Nosotros seguiremos investigando.
Seguiremos mostrando lo que ellos intentan ocultar.
No porque sea fácil.
Sino porque alguien tiene que hacerlo.
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