Mircea, un héroe en el incendio de Tres Cantos

En un país donde tanto se habla —y tantas veces se manipula— el debate sobre inmigración, hay historias que deberían abrir telediarios y ocupar portadas. Historias que muestran lo que significa aportar, trabajar y dar la vida por los demás.
Se llamaba Mircea Spiridon, tenía 50 años, era rumano, casado y con dos hijos. En España montó un taller mecánico que perdió en un incendio. Lejos de rendirse, empezó de nuevo con una empresa de mudanzas y colaboraba en una hípica, ayudando al dueño, un hombre de 84 años.
El día del incendio
Aquel día, su turno había terminado. Podía haberse ido a casa. Pero cuando vio el fuego, dio media vuelta para intentar salvar al anciano y a más de 20 caballos. Algunos logró ponerlos a salvo, pero sufrió quemaduras tan graves que acabaron con su vida.
Murió como viven los valientes: haciendo lo que creían correcto, aunque nadie se lo pidiera.
Lo que espero
Sé que su familia está recaudando fondos para repatriar su cuerpo a Rumanía. Espero que el Ayuntamiento de Tres Cantos o la Comunidad de Madrid se hagan cargo. Sería lo mínimo que este país puede hacer por alguien que dio la vida aquí.
En Mircea hay un espejo en el que mirar: inmigración que aporta, que respeta, que salva vidas. No se trata de banderas, sino de valores. Y él los encarnó hasta el último segundo.
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