Palantir, la CIA y el control de Valencia desde dentro

Cuando Cristina Martín me dijo que la CIA ya está instalada en Valencia, no me sorprendió. Lo que sí me sorprendió fue la precisión con la que lo explicó. No estamos hablando de teorías, sino de hechos documentados. De operaciones encubiertas que ya se han ejecutado, con nombres, empresas, software y millones de euros públicos de por medio.
Todo empieza con Palantir, esa empresa norteamericana fundada por Peter Thiel, uno de los creadores de PayPal y gran inversor de Facebook. ¿Su socio? Alex Karp, ligado directamente a la minería de datos y a la CIA. De hecho, la CIA es una de las propietarias de Palantir a través de su fondo de inversión In-Q-Tel, creado para financiar tecnología de control, vigilancia e inteligencia artificial.
¿Y qué hacía Palantir en Valencia? Según Cristina, aparecieron desde el minuto uno tras la Dana. Gestionaban el voluntariado a través de una plataforma llamada “Solidaridad”. Pero eso solo era la fachada. Palantir también vendió al Ministerio de Defensa español un programa militar con IA por valor de 16 millones de euros. Un software para vigilar y monitorizar un territorio durante un ataque. ¿Te suena?
Cristina lo explica así: “Estaban viendo todo en tiempo real. Sabían dónde había personas atrapadas, dónde hacía falta ayuda. Pero no fueron”. Y añade: “Después del ataque, los valencianos empezaron a ver pequeños drones sobrevolando. Estaban observando. Todo, absolutamente todo”.
Y si aún alguien cree que esto suena a ciencia ficción, basta con mirar el lema de Palantir: “Desde el barro hasta las estrellas”. Pura doctrina militar.
Cuando me contó que ese software militar fue utilizado en Valencia y que aún así nadie acudió en los primeros días, se me heló la sangre. Cristina va más allá: dice que todo esto responde a una estrategia de guerra híbrida, con armamento climático y software de control. Y que la Dana no fue solo una catástrofe, sino una prueba de campo.
Aquí no hablamos de especulaciones. Hablamos de una empresa con contratos reales con la OTAN, con el Pentágono, con ministerios europeos. Y esa empresa estuvo —y está— en Valencia, con implicación directa en lo que allí ocurrió.
Si esto no se investiga a fondo, es porque forma parte del mismo entramado que controla a los grandes medios, que decide qué es noticia y qué debe silenciarse.
Y lo más grave: ya no hay duda de que esto va a más. Valencia fue solo el principio.