Pedro Sánchez y el poder por el poder: retrato de una obsesión

Lo hemos dicho en más de un programa, pero el 30 de mayo lo dijimos con todas las letras: Pedro Sánchez no es un político al uso. Es algo más. O algo menos. Es un hombre que no concibe su vida sin poder.
Julio Bronchal fue directo: “Sánchez no soporta la idea de ser irrelevante. El poder es su alimento”. Y lo ves en cada gesto, en cada movimiento, en cada cambio de guion. Lo ves incluso en esa farsa de los cinco días de reflexión, donde nos hizo creer que se lo pensaría… y ya estaba todo decidido.
Estamos ante una personalidad que encaja —y no lo digo yo, lo dicen analistas clínicos— con el perfil del narcisismo político extremo. Un hombre dispuesto a sacrificar lo que sea con tal de seguir al mando: su partido, sus socios, la democracia misma.
Lo dijo también Elena Ramallo, doctora en Derecho: “El problema no es solo Sánchez, es el sistema que le permite actuar sin freno”. Pero no podemos negar que él es el motor. El que lo impulsa. El que no pone límites. Porque no los conoce.
Cuando alguien miente sistemáticamente, cambia de principios cada semana, se rodea solo de fieles y convierte la mentira en norma, no estamos ante estrategia política: estamos ante una patología de poder.
Y cuidado: no hablo de locura. No es un loco. Es frío. Calculador. Persistente. Capaz de disfrazar todo con una sonrisa medida y una pose institucional. Pero detrás de esa imagen hay una maquinaria personal al servicio de un único objetivo: perpetuarse.
Nos han dicho que la política es dura. Que todos mienten. Que todos pactan. Pero hay niveles. Y lo que estamos viendo con Sánchez es otra cosa. Algo más profundo. Más peligroso. Una pulsión de control absoluto que le hace ver enemigos en todas partes. Incluso en su entorno.
¿El resultado? Un país paralizado. Una democracia degradada. Un Parlamento convertido en teatro. Y una sociedad que asiste atónita, mientras el protagonista sigue escribiendo su guion… solo para sí mismo.
Esto no es solo política. Es psicología del poder. Y es hora de decirlo claro.
¿CREES QUE ESTE GOBIERNO DEBE RESPONDER ANTE LOS CIUDADANOS?
SÚMATE A LA MOCIÓN DE CENSURA
IMPORTANTE: Debes confirmar el correo que te enviará Change.org. Si no lo haces, tu firma no cuenta.