Prohibir por prohibir: el gobierno quiere controlar hasta el aire que respiramos

Este gobierno ha decidido dar un paso más en su obsesión por prohibir y controlar. Ahora extiende la prohibición de fumar a terrazas de bares y conciertos al aire libre, con multas que pueden alcanzar los 600.000 euros.

No hablo solo de cigarrillos, también del vapeo. Es la primera vez en democracia que se prohíbe fumar en espacios abiertos, incluso aunque no molestes a nadie. Y a los menores que fumen se les sanciona, lo que en realidad es un castigo a sus padres.

Yo fui fumador durante años y me alegra haberlo dejado, pero que me digan lo que debo hacer al aire libre me parece intolerable. Si de verdad quisieran acabar con el tabaco, cerrarían los estancos y dejarían de recaudar impuestos. Más de la mitad del precio de una cajetilla va directo al Estado.

Lo dijo también Carlos Marcos, analista y fumador:

“Lamentablemente reconozco que tengo adicción al tabaco e intento recortar lo que puedo. Pero de ahí a que me prohíban fumar al aire libre me parece un exceso. Si son tan valientes, que cierren los estancos. Más del 50% de lo que pagamos son impuestos del Estado.”

Y añadió algo demoledor:

“Tengo 64 años, soy universitario, fumo y eso quieren prohibírmelo. Pero una niña de 16 años puede abortar sin decírselo a sus padres. Y un menor de 14 años puede cambiar de sexo sin informes médicos. ¿Qué país estamos construyendo?”

La profesora de Derecho Elena Ramallo también lo resumió así:

“Restringir y controlar desde el gobierno el desarrollo de nuestras actividades personales no es democracia. Yo soy feminista de las de verdad, y siempre he rechazado cuotas y discriminación positiva. Eso no es igualdad.”

Este gobierno no es progresista, como dicen, es un gobierno outlet: vive del pasado, rescata viejas batallas y nos llena de prohibiciones absurdas. Y todo bajo el disfraz de velar por nuestra salud y nuestra igualdad, cuando en realidad nos consideran incapaces de decidir por nosotros mismos.

La libertad no se pierde de golpe, sino cediendo palmo a palmo. Y si seguimos tragando con cada prohibición, pronto no quedará espacio para vivir como personas libres.

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