Samuel Díaz vuelve al programa para desmontar mitos sobre la ley de segunda oportunidad

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Hoy he querido recuperar en mi espacio a Samuel Díaz, jefe del departamento jurídico de Sin Deuda Group, porque después de su última visita el teléfono del programa echó humo. Las dudas, los temores y las preguntas de tantos oyentes demostraron que aún existe una enorme desinformación sobre una herramienta legal que podría cambiar la vida de miles de personas. Y, sin embargo, sigue escondida bajo las alfombras del poder.

Lo primero que me sigue sorprendiendo es que haya gente que todavía no sabe que existe la ley de segunda oportunidad, o que creen que “eso no va con ellos”. Lo escucho a diario: personas obsesionadas con pagar, pagar y pagar, ahogadas por deudas que arrastran desde el cierre de un negocio, un revés económico o la caída de un proyecto. Y no se les ocurre que pueda existir un plan B legal, limpio y al alcance de cualquiera.

Samuel lo dice claro: la ley lleva ya diez años en vigor, pero la mayoría sigue sin utilizarla. Por desconocimiento, por miedo o porque creen que perderán su vivienda. Y no tiene por qué ser así. En el programa escuchamos el caso de Sofía, desde Valencia, que cerró su negocio tras la Dana y teme quedarse sin casa. Samuel lo explicó con una claridad meridiana: tener vivienda no significa perderla, y muchas veces el inmueble está cargado con una hipoteca superior a su valor real, lo que evita su liquidación. Incluso cuando la casa está libre de cargas, se puede acudir a un plan de pagos de tres a cinco años para protegerla. Lo importante, dice, es tener voluntad de resolver.

Otro oyente, Mario, preguntaba si durante el proceso podría hablar con una persona real. Nada de máquinas ni de correos automáticos. Samuel respondió sin rodeos: siempre habrá un profesional detrás, ya sea por teléfono, de forma presencial o por el medio que haga falta. Y ese acompañamiento marca la diferencia cuando uno decide dar el paso para liberarse de una losa económica.

Hubo más preguntas: la preocupación por los requisitos para acogerse a la ley, el temor a tener antecedentes, a haber gestionado mal un negocio, a no saber si se encaja dentro de los parámetros legales. Samuel detalló punto por punto que, salvo excepciones muy concretas, casi todo el mundo puede acceder. Lo fundamental es no haber actuado con mala fe ni tener delitos cuyo tipo penal supere ciertos límites. Pero incluso en casos dudosos, los juzgados están interpretando la ley de forma cada vez más abierta.

Me parece increíble que en un país que presume de justicia social, ningún gobierno —ni este ni el anterior— haya explicado esta ley a los ciudadanos. Una norma que evita la economía sumergida, que permite a miles de personas volver a generar riqueza y estabilidad, que quita de la espalda de tantos autónomos un peso insoportable. Y sin embargo está silenciada.

Lo veo en los mensajes que me llegan: desesperación, dudas, miedo al futuro. Por eso agradezco la claridad con la que Samuel responde y la tranquilidad que transmite. Sin Deuda Group no solo tramita expedientes: devuelve esperanza, que falta hace.

Habrá más preguntas en los próximos días, lo sé bien. Y aquí seguiremos, dando voz a quienes quieren empezar de nuevo sin vivir perseguidos por unas deudas que les impiden levantar la cabeza.

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