“Vamos a ver a Pedro Sánchez en los tribunales”
Lo que vimos esta semana no fue una anécdota: fue un síntoma. El presidente del Gobierno aparece en Europa como un hombre desorientado, incapaz de mantener siquiera las formas institucionales, mientras sus socios políticos le humillan dentro y fuera de España.
En uno de los encuentros de líderes europeos, Zelenski entra en la sala y los mandatarios se levantan para saludarlo. Todos salvo uno: Pedro Sánchez. Permanece sentado, mirando la mesa, como ajeno a la escena. Cuando finalmente se gira, improvisa un saludo torpe, casi obligado. La pregunta es inevitable: ¿qué le pasa a este hombre?
Invité al analista político Carlos Marcos para analizar el momento. Su respuesta fue directa:
“Sánchez es un zombi político. Anda sin rumbo. Su maestro es Zapatero.”
Según Marcos, Sánchez se comporta como ese amigo que organiza cenas para quedar bien, pero luego consigue que paguen los demás. Se cuelga medallas, hace propaganda, pero es el presidente que menos ha ayudado a Ucrania.
La escena empeora cuando hablamos de su relación con Carles Puigdemont. El presidente presume de “normalidad institucional”, pero la realidad es otra:
“Es Puigdemont quien no quiere recibir a Sánchez, no al revés.”
El prófugo de la justicia decide si hay reunión o no. Él pone las condiciones. Él marca los tiempos. Y Sánchez, dependiente de siete votos, acepta el juego. No hay dignidad institucional. Hay servidumbre política.
Y aquí entra la frase más demoledora del programa. Sayde Chaling Chong no dudó ni un segundo:
“Vamos a ver a Pedro Sánchez en los tribunales.”
Sayde describe al presidente como un hombre que gobierna únicamente para sí y para los suyos:
“Todo lo que hace es por él. Es un cínico integral.”
Mientras tanto, otro fenómeno emerge en Cataluña: Sílvia Orriols. Sayde Chaling Chong la define como “una asesina política” que está desangrando electoralmente a Junts y ERC, incapaces de frenar su ascenso ni con multas ni con intentos de cancelación. Su discurso nacionalista —de corte occidental y sin complejos— está captando a jóvenes de 18 a 21 años que jamás votarían ni a ERC ni a Puigdemont.
Marcos y Chaling Chong coinciden en que Sánchez ha perdido el control: de Europa, de la prensa y de sus socios. La escena del saludo a Zelenski, el sometimiento a Puigdemont y el desprecio constante a los medios no son errores puntuales. Forman parte de un mismo patrón: aislamiento, decadencia y arrogancia.
Estamos ante un presidente que ya no representa a España. Es un hombre superado por el escenario, sostenido solo por quienes lo utilizan para obtener beneficios personales.
Y en este punto, la frase vuelve a resonar:
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