La justicia selectiva en España: cuando se persigue al denunciante y se protege al corrupto

Uno de los temas más indignantes que abordamos en este programa es el de la justicia selectiva. Lo vemos una y otra vez: los que denuncian el fraude, la corrupción o los abusos del poder, acaban perseguidos por los tribunales. En cambio, quienes forman parte de esos entramados reciben protección, impunidad y, en ocasiones, hasta premios oficiales.
El ejemplo más reciente lo tenemos con el silencio en torno al fraude electoral. Luis López Cózar, funcionario y doctor en derecho, fue testigo directo de irregularidades en IFEMA y, sin embargo, tres años después ningún juez lo ha llamado a declarar. Ni uno solo. ¿Cómo es posible que un testigo de fraude quede en el olvido judicial?
Mientras tanto, aquellos que manejan los resortes del poder —ya sea a través de Indra, de Smartmatic o de los ministerios implicados— continúan blindados. La Fiscalía no actúa, el Parlamento no investiga y los partidos callan. Todo un muro de protección que convierte la democracia en una caricatura.
La justicia en España no actúa de forma ciega, sino selectiva. Y lo selectivo siempre favorece al poderoso y castiga al débil. Al denunciante se le señala, al funcionario honesto se le ignora, al periodista incómodo se le censura. En cambio, al corrupto se le tapa y se le premia.
La gran pregunta es: ¿hasta cuándo vamos a aceptar esta farsa? Porque no se trata de casos aislados, sino de un patrón repetido que corroe la confianza en las instituciones. Y sin justicia imparcial, todo lo demás se derrumba.
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