Zapatero pactó con ETA y purgó al CESID: la traición que marcó a España

Confidenciales, lo que voy a contarles no es una opinión: está documentado. Las actas secretas de la negociación de Zapatero con ETA confirman lo que muchos llevamos años denunciando. El Gobierno se rindió al terrorismo y lo hizo, además, traicionando a los suyos: a los jueces, a los fiscales, a los agentes y a los españoles que se jugaban la vida por defendernos.

El caso más indignante es el del fiscal Fungairiño, aquel hombre en silla de ruedas que fue el azote de ETA. Zapatero lo apartó y colocó en su lugar a Cándido Conde-Pumpido, el mismo que años después blindaría los intereses de Sánchez en el Tribunal Constitucional. Siempre los mismos nombres, siempre el mismo patrón: premiar la obediencia y castigar la decencia.

En aquellos años, el CESID fue purgado. Lo confirmó el teniente coronel Bendala: se apartó a veinte directivos de inteligencia porque sus informes alertaban de una rendición ante ETA. Se les cambió de destino, se les silenció, se les humilló. Los sustituyeron por funcionarios dóciles, dispuestos a manipular los informes. Así se desmanteló la inteligencia del Estado para fabricar una paz falsa.

Y mientras eso ocurría, la Guardia Civil y la Policía seguían muriendo en la calle. Se jugaban la vida contra el terrorismo mientras el presidente de su país negociaba con los asesinos.

Aquella rendición no solo liberó a criminales: cambió el rumbo político de España. El PSOE decidió que su nuevo enemigo ya no sería ETA, sino la derecha. Que su nuevo aliado serían los herederos de la banda. Y desde entonces, esa alianza se mantiene en el poder, reciclada, maquillada, pero viva.

Zapatero marcó el camino. Sánchez lo ha perfeccionado.
Hoy los terroristas de ayer legislan, cobran sueldo público y se presentan como “defensores de los derechos humanos”. Y los mismos que traicionaron a las víctimas ocupan sillones en el Consejo de Estado.

Yo lo llamo por su nombre: traición de lesa patria.
Y no habrá regeneración posible mientras no se asuma lo que realmente ocurrió: que se cambió sangre por poder, y verdad por impunidad.

No olvidemos. No perdonemos.
España no se rinde.

💬 Tu opinión cuenta: participa en los comentarios