Más de 50.000 cristianos han sido asesinados en Nigeria

He querido cerrar el programa de hoy con una historia que pasa casi inadvertida en los grandes medios, pero que debería estremecer a cualquiera con un mínimo de humanidad.

Más de 50.000 cristianos han sido asesinados en Nigeria por el grupo terrorista Boko Haram y sus filiales islamistas. Más de 18.000 iglesias destruidas o incendiadas, miles de mujeres secuestradas y aldeas arrasadas por el simple hecho de profesar una fe distinta.

Lo contaba en Castillón Confidencial Pablo Jarque, portavoz de la Asociación de Abogados Cristianos, con un dato demoledor:

“Hemos presentado ya dos denuncias ante la Fiscalía General del Estado para exigir que España y la comunidad internacional actúen ante este genocidio silencioso.”

Jarque denuncia que ni el Gobierno ni la Unión Europea han mostrado una reacción firme. La persecución se trata como si fuera un conflicto local, cuando en realidad es una limpieza religiosa sistemática.

“Nos encontramos ante un exterminio de cristianos comparable al de cualquier minoría étnica o religiosa perseguida, pero del que no se habla porque no encaja en la narrativa oficial”, subraya.

La asociación pide que se investigue el papel de organizaciones y países que financian indirectamente a Boko Haram a través de ayudas o comercio de armas. También reclama que España reconozca la persecución religiosa en África como causa prioritaria de protección humanitaria, lo que permitiría dar asilo político inmediato a las víctimas que logran escapar.

Mientras tanto, las cifras crecen y el silencio también.

“Cada día mueren cristianos, queman templos y nadie dice nada. Si las víctimas fueran de otra religión, los gobiernos europeos habrían convocado cumbres de emergencia. Pero como son cristianos, se les abandona”, resume Jarque.

Yo lo digo alto y claro: no es un conflicto, es un genocidio. Y cuando los poderosos callan ante la barbarie, son cómplices de ella.

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