EDITORIAL: «Hacienda no recauda, sino que acosa, persigue, busca tu muerte civil, que desaparezcas»

Hoy necesito contarles algo que nunca había dicho públicamente. No porque no lo supiera, sino porque, como tantos otros, he aguantado en silencio. Pero ya está bien. Es hora de hablar claro.

Durante años, compañeros míos —periodistas, profesionales, muchos muy conocidos— y yo hemos sido acosados, perseguidos y asfixiados por Hacienda. No por deber dinero. No por fraude. Simplemente por ser visibles, por tener un nombre, por no estar en su red clientelar. No buscan justicia, buscan rendirse al sistema. Y si no lo haces, te machacan.

Hacienda no recauda. Hacienda extorsiona. No les importa la verdad ni la legalidad. Quieren nombres en sus listas de morosos, aunque no se deba nada. Quieren miedo. Y lo consiguen. La mayoría calla, paga si puede, y se va a casa derrotado. Otros, como yo, decimos basta.

Yo no tengo sociedades en Panamá, ni testaferros, ni triquiñuelas fiscales. Aun así, me incluyeron en esa lista infame. ¿La razón? Ninguna. Solo el interés de un inspector en llevarse una comisión, en manchar mi nombre. Porque sí, los inspectores cobran por perseguir a ciudadanos como tú y como yo.

Cuando intentas defenderte, te encuentras con una maquinaria salvaje. Un inspector que no te conoce emite un informe manipulado, y ya estás atrapado. No puedes defenderte. Te embargan. Te difaman. Y si luchas, te castigan más. Porque este sistema está diseñado para castigar la rebeldía, no la ilegalidad.

Este sistema se alimenta del miedo. Del silencio. De la impunidad. Y si tú, como yo, no formas parte de su red de subvenciones, de enchufes y de medios controlados, entonces te conviertes en objetivo. No por lo que haces, sino por lo que representas.

Nos llaman “pseudomedios”. Se burlan de nuestra independencia. Pero ellos no podrían sobrevivir ni una semana sin el dinero público que les regalan para callar. Nosotros vivimos de vosotros, los que nos escucháis, los que nos apoyáis. Ellos viven de vuestros impuestos, los mismos que luego utilizan para perseguirnos.

Mientras tanto, los grandes evasores siguen intocables. Los políticos de siempre se blindan. Y los medios sumisos miran hacia otro lado.

Pero aquí no callamos. Aquí defendemos la libertad. La vuestra y la nuestra. Aunque nos cueste.