El documental que el poder no quería que existiera
Este programa no es como los demás.
Hoy hablamos de lo que pasó hace un año en la riada de Valencia, de por qué medio millón de personas quedaron abandonadas, y de quién decidió ocultarlo.
Quise empezar este especial con alguien que vivió aquello en primera línea: Iker Jiménez.
Pero la segunda persona que debía estar aquí, desde el minuto uno, es José Luis Rancaño, el director del documental Riadas.
Porque este documental no es una producción más.
Es una prueba.
“No creo en las casualidades. Este documental es una obligación moral.”
Cuando conectamos con José Luis, lo dijo sin rodeos:
“Este documental está hecho por una buena causa. Era una obligación moral.”
Y añadió algo que explica el origen del proyecto:
“No somos una gran productora. Somos pequeños… pero valientes.”
Ese es el ADN de Riadas:
contar la verdad cuando el Estado eligió mirar hacia otro lado.
Iker Jiménez: “Me convulsionó. No pude dormir. Sentí que era como mío.”
Iker tomó la palabra para contar lo que ocurrió cuando vio el documental por primera vez.
Lo vio porque su mujer le insistió. Él no quería.
Temía remover recuerdos de aquella noche.
“No solo me emocionó: me convulsionó muy profundamente.”
Dijo que algo se activó en su mente.
Que surgieron recuerdos olvidados de cuando llegó a la zona cero.
Y entonces contó una anécdota brutal:
“Me puse a escribir como en automático.
Como si alguien me guiara.”
Recordó que quiso contactar con Rancaño para felicitarle, y al buscar su número en WhatsApp…
“El contacto ya estaba guardado.
Yo no creo en las casualidades.”
“Este documental es una navaja. Un puñetazo.”
En directo, Iker dijo algo que resume perfectamente lo que significa Riadas:
“El documental es una navaja. Es un puñetazo.”
Y añadió:
“Me siento como si fuera mío también. Lo apadrino espiritualmente.”
Rancaño se emocionó.
Dijo que ver a Iker apoyar el documental había sido un empujón inmenso para el equipo.
“Es un milagro que esté en Amazon”
Iker fue transparente:
“Yo pensé: ¿cómo es posible que esto esté en Amazon?
Es un milagro.”
Porque este documental no tiene subvenciones.
No tiene partidos detrás.
No tiene un ministerio protegiéndolo.
Tiene algo mucho más poderoso:
La verdad.
“Querían desactivar el mensaje: solo el pueblo salva al pueblo.”
Rancaño dejó claro el motivo del silencio institucional:
“Querían desactivar el grito del pueblo.”
Ese grito nació del barro:
Solo el pueblo salva al pueblo.
Cuando un mensaje así nace de la gente —no de un partido—, el sistema tiembla.
“Las víctimas lo dicen todas: no había nadie”
Rancaño insistió:
“Durante cuatro o cinco días no hubo presencia institucional.”
Ni ejército.
Ni UME.
Ni Guardia Civil.
Ni policía.
Ni bomberos.
Solo voluntarios.
Y es demoledor que lo tengan que decir las víctimas.
“Este documental rompió el techo de cristal”
Unas horas antes de este programa, Riadas acababa de convertirse en:
lo más visto de Amazon Prime en España.
Una productora pequeña.
Un documental incómodo para el poder.
Y número uno.
Porque la gente quiere verdad.
No quiere filtros.
Lo he repetido desde el primer día:
No pueden silenciar esto.
No cuando hay vecinos que se jugaron la vida por otros.
No cuando hubo víctimas abandonadas durante días.
No cuando un documental ha demostrado que se puede contar la verdad sin partidos, sin subvenciones y sin obedecer a nadie.
Solo el pueblo salva al pueblo.
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La historia real de la noche en que Valencia quedó abandonada.

