El último verano de Begoña Gómez (¿y del hermanísimo también?)

Lo dije hace semanas: este agosto no hay que bajar la guardia. Y no me equivoqué. Mientras muchos desconectan, la justicia sigue su curso, y parece que Begoña Gómez tiene los días contados como «imputada libre». Porque todo apunta a que este será su último verano en libertad procesal… y quizás el primero de su camino hacia una condena.

El juez Peinado ya ha dicho basta. No habrá más prórrogas. La instrucción está cerrada y en septiembre, salvo sorpresa o maniobra de la Fiscalía, comenzará el proceso judicial contra la mujer del presidente del Gobierno.

Begoña Gómez será procesada por presuntos delitos como la apropiación de un software valorado en 150.000 €, creado por entidades privadas para la Complutense, así como por negocios opacos y favorecimientos varios. Las causas son múltiples. El tiempo de marear la perdiz se acaba.

¿Y qué ocurre mientras tanto con el hermano de Sánchez? Pues que solicitó un visado para ir a Japón este verano. Pero… atención: no hace falta visado para ir de turismo a Japón. Cualquier ciudadano español puede viajar hasta 90 días sin necesidad de solicitarlo. Entonces, ¿para qué lo pidió? ¿Pensaba quedarse más tiempo? ¿Quizá para no volver?

Recordemos: Japón no tiene tratado de extradición con España.
Y aunque él haya dicho que no se va, la jueza no le ha retirado el pasaporte. Cualquier mañana podemos despertarnos con la noticia de que el “músico de la familia” ha despegado rumbo a la impunidad. Espero equivocarme.

Todo apunta a que el blindaje mediático e institucional tiene los días contados. Ya ni los jueces pueden ignorarlo. La ley Bolaños quizás intente frenar al juez Peinado, pero ella no es cargo público. Y la justicia, cuando se activa, puede ser implacable.

Podría ser el último verano de Begoña Gómez imputada… y el primero como condenada. ¿Veremos a alguien de esta casta en prisión? Puede que sí. Ojalá no se nos escape nadie por el aeropuerto mientras seguimos hablando de playas y olas.