La corona atada de pies y manos frente a Sánchez

Muchos ciudadanos me preguntan por qué el Rey y la Reina no hacen nada frente a los abusos de Sánchez. La respuesta, por dura que sea, es que la Corona está atada de pies y manos.

Lo que ocurrió con Don Juan Carlos es la prueba más clara: fue expulsado de España porque así lo quiso Pedro Sánchez. La Casa Real no tuvo capacidad de reacción. Hoy, Felipe VI y la Reina Letizia saben que cualquier gesto, cualquier guiño, puede ser usado en su contra. El Gobierno espera un error para atacar a la institución y seguir debilitándola.

Resulta desolador ver a los Reyes acompañados en actos oficiales por personajes como el fiscal general del Estado, señalado por corrupción, sin que exista el más mínimo gesto de dignidad institucional. La Corona parece condenada a la sumisión estética, mientras el Gobierno utiliza la imagen real como si fuera un sello de goma.

Alejandro Entrambasaguas lo explicó con claridad: los Reyes son conscientes de que no pueden mover un dedo sin la autorización del Ejecutivo. La firma exprés de la amnistía en 11 minutos es el ejemplo más reciente: el Rey podía haber tardado once días, pero no lo hizo.

El miedo a las represalias es real. El propio gobierno de Sánchez ha alentado voces como las de Iglesias o Montero, que hablaban abiertamente de “guillotinas” contra la monarquía. La Casa Real está en el punto de mira y lo saben.

No podemos esperar que los Reyes se enfrenten abiertamente al poder de Sánchez. Pero sí podemos exigirles gestos simbólicos, aunque sean discretos, para mostrar que no son cómplices del desmantelamiento institucional.

Hoy más que nunca, la Corona necesita demostrar que no es un adorno al servicio de una mafia política, sino una institución viva que defiende a los españoles.

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