No hay transparencia en Hacienda: todos le tienen miedo y somos culpables siempre

Lo contaba hoy en el programa Ignacio Basco, presidente de la asociación Movimiento Contribuyentes en Acción, tras una entrevista que le realizaron en Castilla y León.
Allí, los reporteros salieron a la calle para preguntar a los ciudadanos qué opinaban de Hacienda.
Y las respuestas fueron demoledoras:

“Miedo.”
“Pánico.”
“Terror.”
“No quiero hablar de eso, hágame otra pregunta.”

Basco lo resume con claridad:

“No hay transparencia en Hacienda. Todo el mundo le tiene miedo. Y en este país, el contribuyente siempre es culpable.”

Y tiene razón.
España es el único país donde el ciudadano teme más a su Administración que a los delincuentes que debería perseguir.
Hacienda actúa sin control, sin empatía y sin rendición de cuentas. Embarga primero y pregunta después.
Se ha convertido en una maquinaria que castiga al que produce y protege al que se arrima al poder.

Basco lleva años denunciándolo:
No hay canales claros de defensa, ni transparencia en los expedientes, ni límites al abuso administrativo.
Mientras tanto, los grandes corruptos políticos y empresariales gozan de impunidad, amparados por el mismo Estado que asfixia a los autónomos y a las pymes.

Este no es un problema económico: es un problema moral e institucional.
Cuando los ciudadanos tienen miedo a Hacienda, el Estado ha dejado de servirles.
Y cuando los inocentes se sienten perseguidos, ya no hay justicia fiscal: hay terror fiscal.

De esa convicción nace el proyecto de Basco: el Movimiento Contribuyentes en Acción, una iniciativa cívica que busca organizar a los ciudadanos frente al abuso tributario, promover reformas legales que limiten el poder arbitrario de la Agencia Tributaria y recuperar el principio básico de justicia fiscal: el Estado al servicio del ciudadano, no al revés.

La transparencia no debería ser un eslogan, sino una obligación.
Pero aquí, en la España del miedo tributario, pagar impuestos se ha convertido en un acto de sumisión, no de civismo.
Y eso, como bien dice Ignacio Basco, es lo que destruye la confianza en el país.

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