Todo el crimen organizado mundial está en España para hacerse con el control del narcotráfico
Hace años que lo vengo contando en este canal: España se ha convertido en el paraíso del narcotráfico. El Gobierno ha desmantelado los medios de la Guardia Civil y de la Policía Nacional mientras los narcos, armados hasta los dientes, actúan con total impunidad.
El portavoz de Jupol, Ibón Domínguez, lo ha confirmado en una entrevista que hiela la sangre:
“Todo el crimen organizado mundial está en España operando, pugnando por hacerse con el control del narcotráfico.”
Y lo dice un policía. No un político, no un tertuliano. Un hombre que ha visto cómo disparaban con Kalashnikov contra sus compañeros.
El relato de este fin de semana es estremecedor: agentes casi ejecutados por narcos en Isla Mayor, otros tiroteados en Toledo y un policía en coma en Valencia. Mientras tanto, el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska se esconde. Ni una palabra, ni una visita, ni una orden. Nada.
Los narcos entran por los ríos andaluces como si fuesen autopistas. Tienen vehículos blindados, helicópteros cargados de droga que nadie persigue —por orden del propio ministro— y formación paramilitar.
Los nuestros, en cambio, no tienen ni coches blindados, ni chalecos capaces de frenar esas balas, ni dietas pagadas.
Hay agentes que adelantan dinero de su bolsillo para trabajar.
Domínguez lo resumió con una frase durísima:
“Nos mandan a barrer arena en la playa. Podemos barrer muy bien, pero la cantidad es infinita.”
España es ya la puerta de entrada a Europa de toda la droga del Magreb. Y Marruecos es el epicentro, pero nadie se atreve a señalarlo. Ni el ministro ni los delegados del Gobierno. Ni uno.
Y no será porque no lo sepan: Marruecos es lo más parecido a un narcoestado.
Ahí está el Pegasus que espió los móviles de Sánchez y del propio Marlaska. ¿Chantaje?
Posiblemente. Y mientras tanto, los agentes españoles ponen el cuerpo.
He visto a compañeros de la Guardia Civil llorar de impotencia porque saben que desde arriba no hay voluntad de frenar nada. No es negligencia: es un plan.
Dejar hacer.
Mirar a otro lado.
Convertir a España en un territorio útil para intereses que no son los nuestros.
Y recuerden, Marlaska viaja en coche blindado.
Los policías que defienden su país, no.
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