Una estatua a la represión: La Pasionaria llega al Congreso
Ahora sí, ya lo han hecho. El Congreso de los Diputados luce una nueva estatua: la de Dolores Ibárruri, “La Pasionaria”. No es una placa, no es una mención histórica… es una estatua. Un homenaje en toda regla.
¿Y quién era La Pasionaria? Para los que tienen memoria selectiva, les refresco los datos: fue una miliciana comunista durante la Guerra Civil. Una dirigente del Partido Comunista de España. Una figura con una oratoria potente, sí, pero también con las manos manchadas por el terror revolucionario.
¿De verdad esta es la figura que queremos exaltar en la sede de la soberanía nacional?
Sus discursos encendidos sirvieron para justificar asesinatos. Su ideología, para perseguir a religiosos, disidentes y todo aquel que no comulgara con el comunismo. La Pasionaria no fue una mujer valiente contra la dictadura, como ahora nos quieren vender. Fue parte del aparato represor del Frente Popular.
Y mientras colocan esta estatua, siguen quitando cruces. Borrando nombres. Resignificando la historia a su antojo. ¿Dónde está la memoria democrática cuando se homenajea a una mujer que justificó la violencia de su bando? ¿Dónde están los defensores de la concordia?
Es una provocación. Una más. Otro paso en esa operación de ingeniería emocional que busca blanquear a unos y criminalizar a otros. Como si la historia tuviera buenos y malos oficiales. Como si todo el que no fuera rojo fuera un fascista.
Lo triste es que la mayoría de los que hoy aplauden esta estatua no sabrían decir tres cosas que hizo La Pasionaria. Pero repiten como loros que fue “símbolo de lucha y libertad”. Lástima que esa libertad no fuera para todos. Ni para los católicos, ni para los liberales, ni para los obreros que no se arrodillaban ante Moscú.
España no necesita más estatuas. Necesita memoria completa. Y justicia para todos, no solo para los que hoy mandan.
