Las víctimas del volcán de La Palma 4 años después

Han pasado ya cuatro años desde la erupción del volcán de La Palma. Cuatro años en los que se prometió ayuda inmediata, reconstrucción ejemplar y soluciones dignas para los afectados. Y sin embargo, la realidad que me trae hoy mi compañero Josué González, de Canario Today, es desoladora: cientos de familias siguen viviendo en contenedores metálicos, a los que llaman “latas de sardina”, y lo peor es que deben pagar alquiler por ellos.

Sí, han oído bien: además de perderlo todo, se les obliga a pagar por sobrevivir en condiciones infrahumanas. En lugar de recibir una vivienda digna, como tantas veces anunciaron nuestros dirigentes, las víctimas del volcán han quedado atrapadas en un limbo burocrático.

Josué ha grabado un vídeo en La Palma que muestra la crudeza de esta situación. Familias enteras hacinadas en espacios diminutos, soportando el calor del metal en verano, la humedad en invierno, sin intimidad, sin condiciones mínimas para rehacer sus vidas. Cuatro años después de la catástrofe, el Estado español sigue castigando a estas personas con la indiferencia y el abandono.

Recordemos que al inicio no faltaron promesas: los reyes viajaron a la isla, Pedro Sánchez multiplicó sus visitas, las administraciones hablaron de millones en ayudas. Pero al apagarse las cámaras, llegó la soledad. La mayoría de esas ayudas nunca se materializaron, o se repartieron a cuentagotas, y hoy la dignidad de miles de palmeros depende únicamente de su resistencia y del apoyo entre vecinos.

En España ya conocemos este patrón: lo vimos con la riada de Valencia, con las inundaciones de Arganda, con los incendios del pasado verano. Las catástrofes solo existen mientras dura el foco mediático. Después, las víctimas son olvidadas.

Lo repito con toda la contundencia: la emergencia en La Palma no terminó cuando se apagó el volcán. La emergencia continúa, porque la dignidad de esas familias sigue sin ser reconocida ni respetada.

Mi agradecimiento a Josué González y a Canario Today por destapar esta realidad que los grandes medios ignoran. Y mi compromiso con los palmeros: aquí vamos a seguir recordando lo que les hacen vivir.

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