«Indultan a los que me agredieron y yo sigo luchando con la administración»

En enero de 2019, durante un mitin de Vox en Zaragoza, se produjo una auténtica batalla campal. Adoquines, piedras y violencia organizada contra la policía. El resultado: siete agentes heridos. El peor parado fue Óscar, miembro de la UIP, que con 47 años vio truncada su carrera profesional y tuvo que jubilarse anticipadamente.

Dos de sus agresores, Javier Aijón y Adrián la Torre, fueron condenados a casi cinco años de cárcel. Pero hace unos días, el Consejo de Ministros les concedió el indulto.

“Tengo pérdida de músculo, incapacidad motriz y un dolor continuo todos los días. No puedo levantar a mi hija de 4 años en brazos. Y mientras tanto, los que me destrozaron la vida pasean libres por la calle.”

Óscar me muestra fotos de sus heridas, cicatrices de una agresión brutal. Baldosas arrancadas del suelo y lanzadas contra los agentes. Él recibió el impacto en el brazo y necesitó varias operaciones, con reducción salarial incluida.

“Me jubilaron con las mismas lesiones que ya tenía, y aún sigo en batalla legal para que me reconozcan que fue en acto de servicio. La administración me abandona mientras a ellos les indultan.”

El contraste es evidente: a los violentos se les premia, al policía se le olvida.

Óscar lo resume con dignidad:

“Nosotros no tenemos color político. Somos la línea azul que protege derechos y libertades. Pero hoy se ha desvirtuado lo que significa un indulto. Ya no es gracia para quien se arrepiente, ahora es premio para quien agrede a la policía.”

Un mensaje duro, pero necesario: la justicia se ha vuelto contra quienes deberían defenderla.

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