Zapatero y José Bono, aparecen en el informe de Hugo Carvajal
Bienvenidos, confidenciales. Gracias por seguir en la trinchera defendiendo la libertad de información. Esta guerra la ganaremos, batalla a batalla, con la ayuda de aliados que empujan en el camino correcto, desde Donald Trump hasta María Corina Machado.
Hoy quiero contarles algo que llevo semanas confirmando: José Luis Rodríguez Zapatero está muy preocupado por la situación en Venezuela, pero no por su estatus legal, sino por lo que va a perder. Sabe que ya no puede volver al país y teme que todos sus activos allí se esfumen.
¿Qué tiene Zapatero en Venezuela para intentar una y otra vez no perderlo? ¿Cuentas corrientes, minas de oro, acciones en PDVSA, pozos petroleros… o todo a la vez? No lo sé, pero lo averiguaremos.
Lo que me aseguran es que está desesperado por trasladar sus activos fuera del país. Ha pedido ayuda a personas del gobierno español que aún mantienen contacto en Caracas. No quiere perder lo que ha acumulado durante años como el mejor socio del narcoestado, el más servil y el más eficaz blanqueador de la dictadura de Maduro y Chávez.
Recordemos: cuando Zapatero llegó al poder en 2005, selló su amistad con Chávez con negocios millonarios. Por ejemplo, la venta de ocho patrulleras fabricadas por Navantia, empresa pública española, al ejército venezolano. La operación costó 1.207 millones de euros y contó con un intermediario insólito: la empresa Rebazwe Holding, que se llevó una comisión de 42 millones.
¿De quién era Rebazwe? De dos venezolanos cercanos a Chávez: Juan Rafael Carballo y Pedro Enrique Malavé. Las sospechas —recalco, sospechas— apuntan a que Zapatero y Bono aceptaron el trato con la mediación de Chávez para repartirse la comisión. Los militares bolivarianos, por cierto, se llevaron las migajas.
Todo esto no son rumores vacíos. El 19 de noviembre, el exjefe de inteligencia venezolano Hugo “El Pollo” Carvajal entregará documentación a la justicia estadounidense que podría probar cómo Zapatero y Bono se beneficiaron de la narcodictadura. Carvajal ya ha reconocido haber colaborado con el Cártel de los Soles, y ahora busca rebajar su condena aportando pruebas.
Según me cuentan, Carvajal conserva datos sobre los pagos que Zapatero recibió entre 2015 y hoy por sus gestiones a favor de Maduro: desde el blanqueo internacional del régimen hasta la mediación con líderes opositores.
Antes se pagaba en efectivo, oro o minas. Ahora los favores se pagan en criptomonedas, perfectas para blanquear el dinero del narcotráfico.
Pero Zapatero no está solo en este entramado. Lula da Silva, Ernesto Samper y Alexis Tsipras también aparecen en la documentación de Carvajal como beneficiarios del dinero venezolano. Según los papeles, la primera campaña de Lula fue financiada por Cuba con 40 millones de dólares, y luego actuó como cobrador de deudas de empresas brasileñas a cambio de comisiones.
Y mientras tanto, Zapatero —en lugar de preocuparse por el Departamento de Estado norteamericano— solo teme perder su fortuna. Nunca tienen bastante. Cuando tienen cien, quieren mil… y así hasta la cárcel más cercana.
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