Cuando el silencio es traición

Esta semana, en Castillón Confidencial, viví una de esas conversaciones que remueven la conciencia. Álvaro de Marichalar y Carlos Marcos se sentaron conmigo para decir en voz alta lo que muchos piensan en silencio. Y lo que se dijo no se suele escuchar ni en telediarios ni en debates políticos… por eso lo decimos aquí.

En Francia, Emmanuel Macron se enfrenta a una moción de censura por haber implicado al país en la guerra de Ucrania sin autorización del Parlamento. ¿Lo han visto en algún medio español? Silencio absoluto. Aquí, los que nos venden la guerra como “paz” callan cuando el modelo francés empieza a hacer aguas.

Pero el problema no es solo Macron. Lo que ocurre allí nos afecta aquí. Como bien dijo Marichalar, nos llevan hacia un conflicto global empujando a la opinión pública con miedo, manipulación y propaganda. El enemigo no siempre está fuera. A veces viste traje, sale en la tele y decide a qué país hay que enviar armas… con nuestro dinero.

Pedro Sánchez y su Gobierno actúan en la opacidad, con desprecio por los ciudadanos. No hay transparencia. No hay control. Solo hay una maquinaria de poder conectada a intereses que no responden al bien común. Y lo peor: una población anestesiada por los medios, que ya no informan, solo obedecen.

Marichalar fue claro: “Los medios son cómplices”. Yo lo confirmo: no hay pluralidad informativa en España. Solo quedan espacios como este, modestos, pero libres. Por eso lo hacemos. Por eso estamos aquí. Porque alguien tiene que decir que nos están robando el país mientras discuten por el plasma del Congreso.

Y en medio de todo esto, el Rey calla. La Corona observa en silencio cómo se vulneran las leyes, cómo se divide a la sociedad, cómo se dinamita el orden constitucional. ¿Dónde está su voz? ¿Qué defiende hoy el jefe del Estado? ¿Acaso no debería alzarla cuando los cimientos de la democracia tiemblan?

Callar también es elegir bando. Y en este momento de la historia, cada silencio pesa.

Yo no voy a callar. Álvaro de Marichalar no calla. Carlos Marcos tampoco. Y mientras podamos, seguiremos diciendo lo que otros no se atreven.