El caso Begoña Gómez: malversación y tráfico de influencias

Confidenciales, lo de Begoña Gómez ya no se sostiene. La esposa de Sánchez ha declarado ante el juez, y su defensa se limita a frases absurdas como “solo fueron favores puntuales de una secretaria amiga”.
Pero el análisis de Gabriel Araujo, perito informático, lo deja claro:
“Está clarísimo que lo de Begoña Gómez es malversación y tráfico de influencias. Aunque sean tres correos, es delito igual.”
Los correos electrónicos, los favores reconocidos y la intervención directa de Moncloa en gestiones con empresas demuestran que no hablamos de anécdotas, sino de un patrón de corrupción. Araujo lo subrayó: el Código Penal no distingue entre delito grande o pequeño; si hay tráfico de influencias, lo hay desde el primer correo.
Además, las conexiones con empresas del IBEX, universidades y fundaciones revelan un ecosistema de corrupción institucional en torno a Begoña Gómez. No es casualidad que se refuercen sus escoltas y se la blinde como si fuera cargo público.
La defensa parece confiada en que Conde-Pumpido desde el Constitucional pueda protegerla, pero las pruebas son demasiado evidentes. Y el ridículo jurídico de alegar que lo escrito en la postdata de un correo “no cuenta” demuestra la debilidad del caso.
Amigos, estamos ante uno de los escándalos más graves de la historia reciente de España. Y lo denunciamos aquí, con nombres y apellidos.
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