La mansión de Maduro en ruinas

He contado en mi programa cómo Estados Unidos ha incautado propiedades de Nicolás Maduro y su entorno por más de 750 millones de dólares. Entre ellas, la llamada Villa Caracola, una mansión en República Dominicana que costó 18 millones de dólares del dinero de los venezolanos. Hoy está destrozada, con piscinas vacías, ventanas rotas y el lujo convertido en ruina. Una metáfora perfecta de lo que ha hecho la dictadura chavista: destruir un país entero.
El periodista Miguel Ángel Ordóñez, buen conocedor de Dominicana y autor del libro Cap Cana, lo explicó con detalle. La mansión fue adquirida a través de testaferros y utilizada como refugio de la propia esposa de Maduro cuando en 2019 el régimen tambaleaba. Años después, el FBI, la DEA y la policía dominicana registraron la propiedad y hallaron joyas, dinero en efectivo y pruebas del entramado de corrupción que une Venezuela, República Dominicana y España.
Ordóñez lo resumió de manera demoledora: Cap Cana fue bautizada como la “Disneylandia de los corruptos”. Allí lavaron dinero jerarcas venezolanos, se refugiaron políticos y empresarios y hasta se invirtieron fondos de los ERE del PSOE en hoteles vinculados al régimen. Una parte del dinero de los parados españoles terminó invertida en la corrupción bolivariana.
La conversación fue aún más lejos: se habló de los vínculos históricos del PSOE con el narcotráfico, de la sombra de Felipe González y de Enrique Sarasola, socio de Pablo Escobar. Y de cómo Zapatero, hoy protegido con once guardaespaldas en Canarias, podría ser el siguiente en caer cuando lo haga Maduro.
La mentira oficial que difunden televisiones como TVE contrasta con la realidad que nos llega desde Caracas: un pueblo sin luz, sin agua, militarizado, pero con dignidad y fe. La dictadura se acaba y lo saben. Queda por ver si caerán solo Maduro y sus secuaces o también quienes en España se beneficiaron de esa corrupción.
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