84 millones públicos para una ONG presidida por el padre del gurú económico de Sánchez
En España ya no hablamos de casualidades: hablamos de redes perfectamente organizadas para mover dinero público. Y hoy traigo un caso que debería provocar dimisiones inmediatas si este país funcionara como una democracia madura.
En uno de mis programas recibo documentación sobre una ONG llamada Movimiento por la paz, el desarme y la libertad. Su nombre es impecable. Su financiación, no tanto.
Esta ONG ha recibido casi 84 millones de euros en solo 4 años.
Repito: 84 millones de dinero público, procedente de distintas instituciones.
Y aquí empieza lo serio.
La preside Manuel de la Rocha Rubí, padre del gurú económico de Pedro Sánchez, Manuel de la Rocha Vázquez.
Sí, el mismo que decide quién dirige Telefónica, el que llama para cesar a un presidente y colocar “a uno de los nuestros”. Ese.
La pregunta es obvia:
¿Cómo es posible que el hijo, desde Moncloa, influya en decisiones económicas y su padre presida la ONG que recibe las subvenciones?
No es una sospecha. Es un hecho.
Toda la junta de esa ONG está repleta de cuadros del PSOE: diputadas en activo, presidentas de honor del PSOE de Madrid, cargos públicos… Una estructura paralela financiada con nuestro dinero.
Lo peor no es eso.
“Hay infinita actividad escrita y ninguna palpable.”
Eso me confirma un exdiputado y policía, Pablo Cambronero, que lleva meses rastreando estos movimientos.
Planes, proyectos, memorias, páginas web… pero ni rastro de resultados reales.
Mucho papel. Mucho titular. Cero impacto verificable.
Y aún hay más: el dinero no solo viene del Gobierno central.
Según la documentación recibida:
- Junta de Andalucía (PP): 720.000 €
- Comunidad de Madrid (Ayuso): 268.000 €
- Ayuntamiento de Madrid (Almeida): 40.000 €
- Comunidad Valenciana del PP: 107.000 €
- Galicia (PP): 147.000 €
¿Conclusión?
En España el PSOE y el PP riegan con dinero público al mismo chiringuito.
Literalmente pregunto en directo:
“¿Somos tontos?”
Aquí nadie devuelve un euro. Nadie audita. Nadie vigila nada.
Y en cualquier país europeo, solo el hecho de que un alto cargo pueda beneficiar económicamente a una ONG presidida por su padre provocaría dimisiones en cadena.
Aquí, silencio absoluto.
Mientras tanto, siguen anunciando el “último escándalo” con la misma naturalidad con la que se sirven el café en Moncloa. Esta vez, 84 millones.
Sí, investigamos.
Y no vamos a parar.
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