EDITORIAL «Koldo García evitó numerosos asesinatos de ETA como confidente de la Guardia Civil»

Durante meses, lo he dicho claro: Koldo García era un portero de prostíbulo, colocado a dedo como consejero de Renfe, implicado en mordidas y en fiestas con prostitutas. Pagó apartamentos en Benidorm con dinero que no era suyo. Y todo eso es cierto. Pero hay otra cara de Koldo que debo contarles, por justicia. Porque también esto es verdad, aunque incomode.

Koldo fue confidente de la Guardia Civil durante los años más oscuros de ETA, en los 90. Lo que voy a contar lo sé por fuentes directas, fiables y conocedoras. Fue clave para desactivar atentados del comando Donosti y el comando Nafarroa. No era un confidente más. Era imprescindible.

¿De dónde sacaba la información? Del Club Rosalex de Pamplona. Un prostíbulo de gran tamaño donde los clientes hablaban más de la cuenta, entre copa y copa. Koldo escuchaba y pasaba los datos a la Guardia Civil. Era tan útil que llegó a ser como un hijo para el general Galindo, el mismo Galindo de Inchaurrondo, el que salvó tantas vidas… y sí, también el que acabó en prisión por torturas.

Hay quien se burla de eso, pero yo sé que es cierto. El entorno del general me lo ha confirmado. Koldo lo ha dicho: se sentía como su hijo. Y en aquel tiempo salvó muchas vidas, incluidos políticos, policías, guardias civiles.

Hoy vuelve a colaborar. No como dice el PSOE, que lo pinta aún como confidente para justificar que grabara a todo el mundo. No. Hace años que dejó ese papel. Pero cuando se vio imputado, supo que iba directo a prisión, y activó su viejo instinto. Pactó con Fiscalía Anticorrupción la fecha y la hora del registro en su casa. Sabía qué discos duros entregar. La frase “hay una niña de cuatro años” era parte del teatro. Todo estaba pactado.

Y ahora colabora. Mucho. Más de lo que imaginan. Tiene grabaciones de Begoña Gómez, sí, y de Pedro Sánchez, muchas más. No lo olviden: Koldo no era el hombre de Ábalos. Era el hombre de Sánchez. Colocaba, quitaba, recomendaba cargos.

Colabora tanto como Víctor de Aldama. Está aportando audios, CDs, información valiosa. Y lo seguirá haciendo. Hay más material, y va a salir. Esto no le exime de sus delitos, pero explica parte del personaje. Un personaje turbio, contradictorio, sí, pero también clave para desentrañar esta trama.

Si sigue colaborando hasta el final, esta batalla —la de la verdad— la podemos ganar.