Rajoy llevó a su padre enfermo a Moncloa, pero no para esconderlo del fisco como Sánchez
Hoy recibimos en el programa a María Ángeles López de Celis, la secretaria que trabajó en la Moncloa con varios presidentes. Ella ha visto lo que nadie ve. Ha estado en los pasillos donde se toman decisiones que nunca llegan a los periódicos. Y dijo algo que desmonta de un golpe la comparación que algunos intentan colar entre la familia de Pedro Sánchez y la de Mariano Rajoy.
María Ángeles contó que Mariano Rajoy llevó a su padre enfermo a vivir a Moncloa, pero no para esconderlo, ni para evitar impuestos, ni para proteger negocios privados. Lo hizo porque su padre, ya mayor, sufría un deterioro cognitivo y él quería tenerlo cerca. Eso es humanidad, no privilegio. Lo explicó con naturalidad: se arregló una habitación sencilla, se adaptó un espacio próximo al despacho del presidente y el padre de Rajoy vivió allí acompañado por el cariño de su hijo. Sin secretismo, sin escándalo, sin sobresaltos. Ningún funcionario tuvo que borrar correos, ni romper teléfonos, ni destruir pruebas.
Ahora comparen esto con lo que estamos viendo hoy en La Moncloa. Aquí no hablamos de humanidad. Hablamos de ocultación, manipulación y opacidad. Aquí no se trata de cuidar a un padre. Aquí se trata de que la pareja del presidente viaja con pasaporte diplomático, entra y sale sin registro y negocia negocios mientras el Gobierno la protege institucionalmente. Aquí hablamos de una Moncloa convertida en fortaleza privada, en plataforma de intereses personales, donde no consta quién entra ni quién sale. Lo que antes era servicio público, hoy es sociedad limitada familiar.
María Ángeles lo dijo con elegancia, pero lo dijo. En su época, en Moncloa había una caja fuerte junto al despacho del presidente. Una habitación pequeña, contigua. Se usaba para documentación sensible, no para esconder teléfonos móviles, ni para borrar historiales, ni para almacenar dispositivos que luego desaparecen. Se usaba para custodiar Estado, no para esconder escándalos.
Mientras hablábamos, no pude evitar pensar en todo lo que hemos visto últimamente: asesores de Moncloa que borran el teléfono corporativo antes de entregarlo, correos eliminados, “no recuerdo quién me envió el email”, fiscales diciendo que “dan ganas de poner un poco de cianuro”, aplausos al fiscal general cuando entra en el edificio como si fuera un líder revolucionario. La degradación institucional es tan evidente que ya ni lo disimulan. Antes los presidentes podían cometer errores o tener mejores o peores decisiones, pero no estaban imputados, no se investigaba a sus parejas, no aparecían sombras de tráfico de influencias, ni se usaba el Estado para blindar negocios personales.
María Ángeles lo dijo con una frase que se me quedó clavada: “Antes los presidentes podían gustar más o menos, pero no cometían delitos.” Lo que hay ahora es otra cosa. Un presidente blindando a su entorno, tapando, ocultando, borrando, controlando. Convertir Moncloa en refugio fiscal de familiares no es política. Es abuso.
Rajoy llevó a su padre para cuidarlo.
Sánchez lleva a su familia para protegerla.
Uno buscó familia.
El otro busca impunidad.
Los hechos hablan solos.
💬 Tu opinión cuenta: participa en los comentarios¿CREES QUE ESTE GOBIERNO DEBE RESPONDER ANTE LOS CIUDADANOS?
SÚMATE A LA MOCIÓN DE CENSURA
IMPORTANTE: Debes confirmar el correo que te enviará Change.org después de firmar. Si no lo haces, tu firma no cuenta.

