Jordi Pujol se reunió con el rey Juan Carlos y un cardenal del Vaticano en el puerto de Barcelona

VICTORIA ÁLVAREZ · TESTIGO PRINCIPAL DEL CASO PUJOL

Durante años he investigado el mayor caso de corrupción de la historia reciente de Cataluña. Pero nada de lo que he descubierto se acerca a lo que relata Victoria Álvarez, la principal testigo en la causa contra la familia Pujol. Su historia, contada hoy con crudeza, es un testimonio de coraje… y de un coste personal devastador.

Victoria explica que vio subir y bajar a Jordi Pujol Ferrusola de Andorra con bolsas llenas de dinero en efectivo, cantidades que hoy describe como “animaladas”. Habla de más de 400.000 euros solo en intereses de una parte del patrimonio familiar. Y asegura que ni siquiera los propios Pujol conocen el volumen real de su fortuna, situada —según su experiencia directa— entre 500 y 2.000 millones de euros repartidos por medio mundo.

Pero lo más estremecedor es lo que cuenta sobre una reunión secreta: Jordi Pujol padre, el rey Juan Carlos y un alto cargo del Vaticano —un cardenal posteriormente expulsado por corrupción— se vieron en el puerto de Barcelona. Una cita de la que se habló en medios, sí, pero cuyo trasfondo Victoria confirma sin titubeos. Y lo hace porque vio de cerca cómo actuaba esa familia a la que define como un “franco catalán” con poder político, económico y social absoluto durante casi 30 años.

El precio que ella pagó por denunciarlo fue inhumano. Amenazas de muerte, su casa apedreada, robos, persecuciones, la imposibilidad de trabajar en Cataluña y hasta la negativa de los bancos a abrirle una simple cuenta corriente por estar clasificada como PIP (persona políticamente influyente). Mientras los Pujol siguen viviendo en Barcelona, ella tuvo que exiliarse dentro de España.

Y su frase más dura lo resume todo: “Si llego a saber el coste para mi vida, no lo hubiera denunciado.”
Esta confesión revela el drama real: en España, denunciar corrupción no trae protección. Trae represalias. Y aun así, Victoria comparecerá como testigo en un juicio en el que a varios de los hijos de la familia se les piden hasta 25 años de cárcel.

Es una mujer que lo perdió todo por decir la verdad. Y si hoy vuelve a hablar es porque, pese a todo, quiere confiar en la justicia. Quiere que Cataluña recuerde el daño causado. Quiere que no se olvide que todo, absolutamente todo, empezó por dinero.

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