Infiltración marroquí: el caballo de Troya ya está dentro

España tiene un enemigo estratégico con embajada en Madrid, bandera en actos públicos y ministros que le rinden pleitesía. Se llama Marruecos. Y su operación de infiltración no es teoría de la conspiración, es una realidad con nombre, apellidos… y fotos en Facebook.
El programa revela que servicios de inteligencia marroquíes operan dentro de nuestras instituciones, incluido el CNI. Lo han denunciado agentes, lo saben periodistas valientes, lo sospechan fiscales. Y sin embargo, el Gobierno mira hacia otro lado.
La migración irregular masiva, el indulto a delincuentes reincidentes para que crucen a Europa, el uso político de menores no acompañados… Marruecos ha convertido el flujo migratorio en un arma diplomática. Y España, en lugar de protegerse, abre la puerta y le sirve té con pastas.
Hay funcionarios españoles con nombres y apellidos marroquíes, integrados en fuerzas de seguridad del Estado, que podrían estar siendo utilizados para obtener información sensible. No es xenofobia, es geoestrategia.
El propio Hassan II lo dijo en su día: “Si no exportamos tomates, exportaremos terroristas”. Marruecos no amenaza: ejecuta. Y nosotros seguimos pagando la alfombra roja con fondos europeos.