De portero de prostíbulo a consejero de Renfe: el meteórico ascenso de la banda del Peugeot

La España de Pedro Sánchez es la tierra de las oportunidades… si estás en el coche adecuado. Y si el coche es un Peugeot en el que viajan ministros, exasesores y porteros de burdel reconvertidos en cargos públicos, mejor. Porque así es como un portero de prostíbulo ha acabado siendo consejero de Renfe.

En Castillón Confidencial se desgranó el caso con precisión: el protagonista pasó de vigilar la entrada de un local de alterne a ocupar un sillón en una de las empresas públicas clave del país, con sueldazo, cargo blindado y cero méritos visibles. ¿Cómo? Gracias a sus amistades en el entorno del PSOE y su fidelidad a quienes reparten los carnés del poder.

Este personaje no está solo. Forma parte de lo que en el programa se denominó “la banda del Peugeot”: un grupo de fieles al sanchismo que ha ido colocando a amigos, familiares y antiguos colegas de barra y pasillo en puestos de alta responsabilidad.

Lo de menos es el currículum. Lo de más, la obediencia. Da igual si no sabes de trenes, de gestión pública o de transporte. Lo importante es haber estado en el coche cuando tocaba.

Y mientras tanto, miles de profesionales cualificados se parten la cara por un contrato temporal o encadenan años en el paro. Porque en esta España clientelar, el mérito no sirve, la lealtad se paga, y el ridículo ya no tiene freno.