De viaje a Gaza con nuestro dinero

Hoy quiero hablarles de un hecho que me parece escandaloso. Veinticuatro barcos partieron desde el puerto de Barcelona rumbo a Gaza, con el objetivo de atacar a Israel y dar apoyo al grupo terrorista Hamás, al que nuestro propio presidente Pedro Sánchez ha felicitado en más de una ocasión con su reconocimiento a Palestina.

Estos movimientos pro Palestina en España están extraordinariamente bien financiados, tanto que incluso la propia organización terrorista Hamás agradeció públicamente a Sánchez su apoyo. Que un grupo terrorista dé las gracias a nuestro presidente debería preocuparnos, pero aquí, en lugar de alarma, algunos se ponen la medalla.

No es casualidad que la Vuelta Ciclista a España se haya visto interrumpida por activistas con banderas palestinas que provocaron caídas de ciclistas profesionales, ni que en Eurovisión ya viéramos escenas similares.

Lo más grave es que todo esto lo pagamos nosotros, con nuestros impuestos. El alcalde de Barcelona duplicó la aportación a la Asociación para Refugiados Palestinos de la ONU: de 200.000 a 400.000 euros. Y Ada Colau no se queda corta: pide que se financie absolutamente todo, desde los barcos hasta el viaje.

Escuchen lo que dijo en TV3:

“Ojalá nos hubieran ayudado con recursos para ir a Gaza. Lo estamos haciendo porque lo deberían hacer los gobiernos.”

Pero la realidad supera la propaganda. Palestina ya ha advertido a los organizadores que retiren las banderas LGTBI antes de llegar, porque allí defender la homosexualidad puede costar la vida. Greta Thunberg y Eduard Fernández, que posan sonrientes en las cubiertas, quizá no lo sabían.

Y atención: el barco en el que viaja Ada Colau, el Alma Explorer, es un yate de lujo de 6.000 € al día. Lo alquilaron hace años en Mallorca y fue interceptado por Vigilancia Aduanera con 336 kilos de cocaína procedente de Colombia. Ese es el historial del barco que hoy ondea bandera de Gibraltar y en el que viaja la exalcaldesa.

Al final, más allá de mareos, averías y selfies en Menorca, la pregunta es: ¿qué imagen estamos dando al mundo? Cuando Israel sufrió la peor masacre desde el Holocausto, con niños decapitados, aquí nadie llevó un crespón negro. En cambio, siempre hay pañuelo palestino y complicidad con el terror.

Nuestra Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo ya entregó 70 millones de euros en subvenciones sin control entre 2020 y 2024 a UNRWA, una organización que incluso tuvo miembros implicados en la masacre de Israel. El resto de países retiraron sus fondos. España no.

Quizá algún día llegue ese barco a Gaza. La decencia, desde luego, aún no ha llegado.