EDITORIAL: «EL FBI puede investigar a Bad Bunny por haberse financiado con dinero chavista»

Lo que les voy a contar no es opinión, es un hecho. Bad Bunny, el artista puertorriqueño más popular del planeta, empezó su carrera con dinero del chavismo. Sí, del chavismo.

Detrás de su éxito inicial está Rafael Jiménez Dan, capitán del ejército de Hugo Chávez, amigo personal de Diosdado Cabello y viceministro de Seguridad Jurídica en Venezuela. Un hombre que amasó una fortuna en los años de la dictadura y que, tras la muerte de Chávez, se instaló en Miami para montar la discográfica Rimas, hoy bajo la lupa del FBI.

Ese dinero, procedente de negocios turbios y del narcotráfico ligado al chavismo, fue el que financió los inicios de Bad Bunny. Gracias a esa inversión millonaria, el artista dio el salto mundial que hoy lo tiene en lo más alto.

¿Dónde está la moral de quienes aplauden a Bad Bunny sin hacerse esta pregunta? ¿Dónde está la ética de actores y actrices como Penélope Cruz y Javier Bardem, que lo idolatran desde el público? Es la doble vara de medir de una progresía que calla ante el origen de la riqueza y el éxito de su ídolo.

La misma progresía que en España sigue mirando a otro lado con Maduro, con Zapatero, con Monedero, con Iglesias… todos ellos beneficiados en algún momento de ese dinero manchado. Y mientras tanto, diez millones de venezolanos han tenido que huir de su país, en el mayor éxodo de la historia moderna sin guerra declarada.

Seamos claros: Bad Bunny no solo es música, es también ideología. Un artista que ha mostrado admiración por Fidel Castro, por Chávez, por Maduro. Y eso no es un detalle menor. Se trata de blanqueo político disfrazado de reguetón y de espectáculo global.

El FBI tiene la investigación abierta. Veremos si llega a buen puerto. Lo que no podemos permitir es que se silencie la verdad por la popularidad o por el miedo a señalar a quien pertenece al “club intocable” de la izquierda. La verdad no debería tener dobleces: Bad Bunny fue financiado con dinero chavista.