El fracaso del gobierno frente a los incendios en España

En España sufrimos cada verano los incendios forestales, pero este año ha sido especialmente devastador. Y lo más indignante no es la sequía ni el calor: es la absoluta incompetencia del gobierno de Pedro Sánchez.

Me llegan informaciones confidenciales: tenemos helicópteros rusos valorados en más de 90 millones de euros parados en talleres porque, por las sanciones, no pueden traerse las piezas de repuesto. Aviones antincendios que datan de 1971 y 1974, obsoletos. Y mientras tanto, el presidente utiliza dos de los tres superpumas disponibles no para apagar fuegos, sino para hacerse la foto con los damnificados.

¿Y el ejército? Ausente. Ya no existe aquel retén militar que vigilaba los montes, ni las operaciones especiales que frenaban a los pirómanos por la noche. Hoy, los pueblos apagan solos los incendios mientras los soldados permanecen encerrados en los cuarteles. Disciplina no es sumisión, recordaba un teniente coronel en este programa. Pero el gobierno ha maniatado a nuestras Fuerzas Armadas por motivos ideológicos.

Vecinos de Galicia, León y Asturias lo cuentan: casas quemadas, molinos centenarios destruidos, hospitales sin medios, gente cocinando en la calle porque no queda gas. Y a todo esto, Yolanda Díaz estaba de vacaciones en Galicia sin hacer ni una llamada a la Xunta. Eso sí, acudió a una manifestación contra la política forestal mientras el monte ardía.

La indignación de los ciudadanos es lógica. Y lo peor es que se percibe una intencionalidad política: que algunos incendios se dejan arder para desgastar a gobiernos autonómicos. Miserable. Usar el fuego y la desgracia como arma electoral es repugnante.

Mientras a los jóvenes se les regalan 400 euros para videojuegos, nadie destina un euro a limpiar los montes. Esa es la España real: se premia el ocio y se abandona la prevención.

Y cuando preguntamos responsabilidades, silencio. El resultado: media España calcinada, miles de hectáreas perdidas, pueblos arruinados y una sensación compartida de abandono. Este gobierno es experto en manipular nombres: al terrorismo lo llama “hombres de paz”, a los parados “fijos discontinuos”, y a la inacción criminal la llama “cambio climático”. Pero la verdad es otra: es un fracaso absoluto en la gestión de los incendios.