El padre de Sánchez, sociedades instrumentales y 20 millones en facturación

Confidenciales, hoy quiero detenerme en un asunto que huele muy mal: los negocios de la familia de Pedro Sánchez.

Su padre tiene una empresa de plásticos llamada Playbol. Cuando Sánchez llegó a la Moncloa facturaba 1,3 millones de euros al año. Al año siguiente ya eran 3,5 millones. Durante la pandemia, con todos ustedes asfixiados, el Gobierno de Nadia Calviño prestó un millón de euros a esa empresa. Y hoy, desde que Pedro Sánchez es presidente, han facturado más de 20 millones de euros.

Se trata de un entramado de sociedades. Una de ellas es la que posee el inmueble, y se lo alquila a otra del mismo grupo. Así consiguen que los alquileres tributen al 25 % del impuesto de sociedades en lugar de al 40 % del IRPF. Además, los beneficios acumulados en torno a cuatro millones de euros quedan diferidos, listos para que, en el futuro, Sánchez y su hermano se beneficien pagando mucho menos en sucesiones.

En este país, mientras los ciudadanos sufrimos un auténtico infierno fiscal, el presidente del Gobierno y su familia se acogen a todo tipo de ventajas fiscales y sociedades instrumentales para pagar menos.

Me lo decía en el programa el economista Guillermo Rocafor: esto es un caso de manual de asimetría fiscal escandalosa. Y lo señalaba con claridad: ministros del propio PSOE han dimitido en el pasado por menos. ¿Por qué aquí no pasa nada?

Lo cierto es que la contradicción es doble. Sánchez habla cada día de cambio climático y contaminación, y su padre se enriquece con una empresa de plásticos. Sánchez promete transparencia, y su familia se beneficia de préstamos y entramados fiscales. La hipocresía es insoportable.

España es un infierno fiscal para todos, menos para quienes mandan.