La conversación secreta entre Xi Jinping y Putin sobre la inmortalidad

Amigos confidenciales, lo que voy a contarles parece ciencia ficción, pero no lo es. En una reunión entre los tres hombres más peligrosos del planeta —Xi Jinping, Putin y Kim Jong-un— un micrófono abierto captó una conversación privada que debería helarnos la sangre.
El presidente chino le decía a Putin: “En el pasado la gente rara vez llegaba a los 70 años, hoy a los 70 sigues siendo un niño”. Putin respondía: “Con los avances, los órganos se pueden trasplantar infinitamente y la gente puede rejuvenecer, incluso alcanzar la inmortalidad”. Y Xi remató: “En este siglo, la gente podrá vivir hasta los 150 años”.
Para profundizar en este asunto, invité a Sandra Flores, directora de Epoch Times, que lleva años denunciando lo que otros medios callan. Ella me recordaba que desde 2006 Epoch Times fue el primer medio en revelar la sustracción forzada de órganos en China: presos de conciencia —practicantes de Falun Gong, tibetanos, uigures y cristianos— que entran en prisión, se les hacen pruebas de sangre y tejidos y pasan a formar parte de un auténtico “banco humano de órganos”.
Sandra me explicaba que incluso existen páginas web de hospitales chinos que ofrecen trasplantes con tarifas claras y garantías de reposición: 200.000 dólares por un riñón, 50.000 por un corazón… y la promesa de un nuevo órgano en dos semanas si el primero falla. Eso solo es posible matando a personas para extraer sus órganos.
Investigadores de la ONG Médicos contra la sustracción forzada de órganos, nominada dos veces al Nobel de la Paz, analizaron estudios científicos firmados por médicos chinos y descubrieron algo escalofriante: los parámetros clínicos que presentaban solo podían haberse obtenido con pacientes vivos en la mesa de operaciones.
Putin y Xi, ambos de 72 años, hablaban en serio. Y lo hacían en un foro internacional, delante de traductores y asesores, sin pudor alguno. Mientras tanto, Kim Jong-un escuchaba en silencio. Occidente, sin embargo, parece mirar hacia otro lado.
Como decía Sandra, el Partido Comunista Chino no ha renunciado a sus ambiciones totalitarias. Se infiltra en nuestras democracias, aprovecha nuestro propio sistema de valores para debilitarnos y, al mismo tiempo, promueve un negocio macabro de miles de millones con los órganos de inocentes.
Que un micrófono haya captado a Xi y Putin hablando de inmortalidad a costa de otros no es una anécdota. Es un aviso de hasta dónde están dispuestos a llegar. Y muestra, una vez más, el riesgo real del eje Pekín-Moscú-Corea del Norte frente al mundo libre.
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