Marruecos libera delincuentes, traslada vagabundos y chantajea con inmigración: la guerra híbrida ya está aquí

Taleb Alisalem, periodista saharaui al que respeto profundamente, lo dejó claro en nuestro programa: lo que Marruecos está haciendo no es casualidad, es una estrategia quirúrgica. Una operación planificada que combina limpieza social, manipulación demográfica y chantaje económico a Europa. Y nosotros, mientras tanto, mirando hacia otro lado.

Empezamos por los datos: Marruecos ha sacrificado hasta 3 millones de perros callejeros para limpiar su imagen de cara al Mundial 2030. ¿Humanidad? Ninguna. Y ha ido más lejos: sus cárceles, saturadas al 150%, están siendo vaciadas. Solo en los siete primeros meses de 2025, han liberado a 33.000 presos, entre ellos terroristas con penas conmutadas y narcotraficantes.

¿Dónde van esos delincuentes? Muchos de ellos están llegando a Europa, empezando por España. ¿Casualidad? No. Marruecos usa la inmigración como un arma híbrida. Primero desestabiliza nuestras ciudades con oleadas de inmigración irregular y perfiles delictivos, y luego exige más dinero a Bruselas para frenarlo. Como bien dijo Taleb: «lanzan el virus y luego venden el antídoto».

Pero hay más: Marruecos está trasladando a vagabundos y marginados desde ciudades como Rabat o Casablanca al Sáhara Occidental ocupado. Un cambio silencioso, pero masivo. Las ciudades saharauis se están llenando de personas que Marruecos quiere esconder de las cámaras internacionales.

Y en paralelo, siembra ideología. A través de mezquitas, asociaciones culturales, educación, música y deporte, ha logrado algo que ni España ni otros países europeos han conseguido: mantener a su diáspora absolutamente leal al trono alauita, incluso en segundas y terceras generaciones. Taleb lo explicó con claridad: si hay un conflicto, muchos defenderían a Marruecos desde dentro.

Esto no es inmigración. Esto es estrategia geopolítica. Esto es guerra híbrida.