Nietos de Fidel en yates mientras Cuba pasa hambre

Lo de Cuba ya no es solo una dictadura, es una humillación. Y no a los derechos, sino a los cubanos.
Los nietos de Fidel Castro viven de fiesta en fiesta. En yates, con champán, disfrazados de sacerdotes, patrocinados por cervezas… mientras la gente en la isla no tiene ni para comer.
Uno de ellos, Sandro Castro, aparece en sus redes celebrando «bajo la luz de la luna con tres mutantes que le dan conectividad» (sí, así lo dice). Hace poco se disfrazó de cura y se fue repartiendo cerveza Cristal por Cuba. Tiene más de 100.000 seguidores en Instagram. Un nieto de dictador convertido en influencer. Es para vomitar.
Otro, Raúl Guillermo Rodríguez Castro, posa en la proa de un yate con su pareja. Para ellos el verano es eterno, aunque su país se hunda.
¿Y la familia del actual dictador, Díaz-Canel? Tampoco se queda atrás. Su hijastro, Manuel Anido Cuesta, estudia en una de las universidades más caras de Madrid: el IE Business School. Vive como un rey. Incluso fue pareja de Ana de Armas. Porque claro, mientras Cuba se cae a pedazos, los suyos pueden estudiar en el extranjero con nuestros lujos.
Cuba está muerta de hambre. Y mientras tanto, sus élites viven como si fueran de Hollywood. Y no lo digo en sentido figurado: ¡Ana de Armas! Tom Cruise! Cervezas patrocinadas. Instagram. Yates. Cenas privadas en Europa.
Nosotros no nos olvidamos de ellos.
Ni de los cubanos que se arrastran por 15 dólares al mes.
Ni de los venezolanos que siguen huyendo.
Ni de ningún pueblo esclavizado por el comunismo… mientras los nietos de los dictadores celebran desde la cubierta de un barco.
Lo repito: no es una dictadura.
Es una burla a sus víctimas.
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