Oro de Venezuela está llegando al aeropuerto de Madrid con destino final en Suiza
Durante días he seguido el rastro de una información que, de confirmarse oficialmente, debería encender todas las alarmas en España. Varios contenedores cargados de oro venezolano han aterrizado recientemente en el aeropuerto de Madrid, pasando prácticamente inadvertidos para la opinión pública. Solo se supo de su existencia porque el altísimo valor económico obligó a registrarlos de manera especial, revelando así su origen y su destino: Venezuela → Madrid → Suiza.
Lo grave no es que España sea una parada técnica. Lo grave es qué tipo de oro está entrando en nuestro país y en qué condiciones se ha extraído. Estoy hablando del llamado “oro de sangre”, procedente del Arco Minero del Orinoco, territorio controlado por bandas criminales, por el Tren de Aragua, por disidencias de las FARC y por otros grupos que expulsan a comunidades indígenas, esclavizan a trabajadores y entierran a quienes se oponen. Ese oro manchado de muerte es el que ha llegado a Barajas.
Los comandantes de los vuelos sabían exactamente lo que transportaban. Extrema seguridad, instrucciones precisas, protocolos inusuales. Y una sorpresa añadida: muchos pensarían en compañías afines al Gobierno, Plus Ultra o Air Europa.
No. Los vuelos llegaron en aviones de Iberia.
Todavía hay más. Había programados nuevos vuelos entre Caracas, Madrid y Suiza, pero el cierre del espacio aéreo estadounidense —y la posterior teatralización de Maduro fingiendo represalias— ha bloqueado temporalmente la operación. Según mis fuentes, parte del oro sigue retenido en aeropuertos venezolanos, esperando que se encuentre una ruta alternativa por tierra, algo de altísimo riesgo.
La pregunta es inevitable:
¿Se ha quedado parte de ese oro en Madrid, como apuntan fuentes cercanas al aeropuerto?
Algunos hablan de contenedores que no siguieron viaje. Otros aseguran que fue solo una escala técnica. Pero el precedente es claro: en el Delsy Gate también desaparecieron maletas, y nadie quiso explicar su contenido.
Mientras tanto, Estados Unidos ya investiga la trama internacional de blanqueo y tráfico de oro.
¿Lo hará España? ¿O volveremos a meternos debajo de la alfombra para no incomodar a quienes “no conviene” incomodar?
Cada vez resulta más evidente que Madrid se ha convertido en un punto clave del dinero, el oro y las operaciones opacas del régimen venezolano, y que España, lejos de actuar con firmeza, parece haber asumido el papel de anfitrión silencioso.
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