Regularizar para gobernar: medio millón de votos cautivos

¿Saben cuál es el nuevo plan de Pedro Sánchez? Regularizar a medio millón de inmigrantes. Medio millón. No lo digo yo, lo han dicho ellos mismos. Lo llaman “inclusión”. Lo presentan como una iniciativa ciudadana. Pero lo que están construyendo es una máquina de votos.

En el programa lo explicamos con datos: una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) pretende conceder la residencia a 500.000 personas que están en España de forma ilegal. El PSOE la apoya. Pero lo más escandaloso es que también la apoyó el PP al inicio, y organizaciones como Cáritas. ¿Se han vuelto todos locos?

No. Lo que pasa es que esta jugada es redonda. Le das papeles a medio millón de personas, y a cambio obtienes gratitud. Dependencia. Voto cautivo. ¿Quién va a votar a partidos que prometen control migratorio, si el otro te ha dado tu primer contrato y tu tarjeta sanitaria?

Y cuidado, que no se está exigiendo ningún control real. No se comprueban antecedentes penales. No se exige integración. Nada. Solo estar en el país. Solo eso.
Julio Bronchal lo explicó con claridad: “Estamos convirtiendo a España en la mayor ONG del planeta, pero no con dinero privado, sino con el dinero de los españoles”.

Mientras tanto, nuestro sistema sanitario colapsa, las escuelas públicas ya no dan abasto, y el paro estructural aumenta. Pero ellos siguen adelante, porque no les importa el coste social: solo les importa el rédito político.

Este plan no es nuevo. Ya lo vimos en Cataluña hace años. Ya lo vimos en Francia. En Bélgica. Ahora lo quieren aplicar aquí, sin decirlo, sin debatirlo, sin consultarlo.

¿Y la oposición? Silencio. O peor aún: complicidad. Porque muchos creen que ese voto también puede caerles a ellos. Porque tienen miedo de ser tachados de xenófobos si alzan la voz. Porque la verdad, hoy en día, es un acto revolucionario.

Pero yo no me voy a callar.

España no es una ONG. España es una nación con fronteras, con leyes, con ciudadanos que ya están siendo abandonados. Con familias que no llegan a fin de mes. Con jóvenes que no pueden pagar un alquiler. Con ancianos que esperan tres meses para ver a su médico.

Y mientras tanto, regularizamos a 500.000 personas sin saber quiénes son. Sin saber qué traen. Sin saber a quién votarán.

O quizá sí lo saben. Y por eso lo hacen.