Un país gobernado a golpe de chantajes y cortinas de humo

Tras escuchar al agente del CNI que nos alertaba de la dependencia total de España respecto al Mossad, la conversación con Julio Bronchal y Pedro Gallego no hizo sino confirmar la magnitud del problema: nuestro país está gobernado no por los intereses de los españoles, sino por los cálculos de supervivencia de Pedro Sánchez.

Un presidente que no prioriza a España

Julio Bronchal fue tajante: “Este país no le importa nada. Lo demostró con el drama del volcán de La Palma, con la Dana en Valencia y este verano con los incendios. Sánchez está dispuesto a exponernos a los riesgos que sean con tal de salvarse él.”

El mensaje es claro: no hay jerarquía de prioridades que sitúe a la nación y a sus ciudadanos por encima de la agenda personal del presidente.

Marruecos, chantaje y narcotráfico

Pedro Gallego introdujo otro ángulo crucial: Marruecos. “El reino alauí es un narcoestado que vive del tráfico de drogas y que tiene perfectamente cogido a Sánchez, no solo por Pegasus, sino por otras cuestiones todavía más delicadas. Incluso la Casa Real española ha sido afectada por esas relaciones.”

Es decir, el país vecino ejerce un chantaje permanente. Mientras expulsa a nuestros agentes de su territorio, infiltra a los suyos en España y presiona con la inmigración y la geopolítica.

Cesiones al independentismo catalán

Como si no bastara con la presión marroquí, Sánchez ha entregado a los independentistas privilegios impensables. Ahora, Moncloa pretende obligar a todas las empresas españolas a atender en catalán, una medida absurda, sin justificación económica ni social, que solo responde al chantaje de siete votos en el Congreso.

Como dijo Bronchal, “esto es la normalización de lo impensable”. Se trata de humillaciones simbólicas que nada aportan al país, pero que demuestran hasta qué punto el Gobierno está dispuesto a ceder para permanecer en el poder.

Zapatero, Venezuela y la corrupción internacional

El ejemplo más escandaloso lo aportó Gallego: “Un expresidente como Zapatero se va a Suiza a entrevistarse con un prófugo de la justicia mientras la CIA lo investiga por su relación con la narcodictadura de Venezuela.”

¿En qué democracia occidental se permitiría algo así sin consecuencias? Aquí se blanquea. Aquí se calla. Y los españoles nos acostumbramos a lo que antes era inimaginable.

Un sistema sin representación real

Más allá de los casos concretos, Pedro Gallego apuntó a la raíz del problema: “El sistema de partidos en España no garantiza representación, sino delegación absoluta en los aparatos políticos. La partitocracia ha sustituido a la soberanía nacional. Por eso es tan difícil cambiar nada.”

Y tiene razón: vivimos atrapados en un sistema que protege a la élite política, que integra en la legalidad incluso a quienes antes atentaban contra el Estado, y que convierte cualquier cortina de humo en un recurso para tapar la corrupción estructural.

Conclusión: supervivencia nacional

La conversación dejó un mensaje inequívoco: España se gobierna por chantaje y cortinas de humo. Marruecos presiona, los independentistas dictan condiciones, y mientras tanto los ciudadanos sufrimos las consecuencias de un Estado que ya no defiende a su pueblo, sino a una élite aferrada al poder.

No se trata de ideología. Se trata de supervivencia nacional. Y de si vamos a seguir normalizando lo impensable hasta que ya no quede nada por entregar.

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